El silencio bien administrado puede ser en ocasiones un recurso muy rentable políticamente, sobre todo en coyunturas en que los hechos constituyen el discurso más elocuente que se puede exhibir.
Santo Domingo.-El silencio bien administrado puede ser en ocasiones un recurso muy rentable políticamente, sobre todo en coyunturas en que los hechos constituyen el discurso más elocuente que se puede exhibir.