Dos Minutos: el golpe de timón

Situaciones de contingencia que afectan al gobierno deberían llevar al presidente a asumir a partir de enero un relanzamiento estructural de su gestión antes de entrar a la fase final.

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Relanzamiento estructural del gobierno: un llamado a la acción

Situaciones de contingencia que afectan al gobierno deberían llevar al presidente a asumir a partir de enero un relanzamiento estructural de su gestión antes de entrar a la fase final.

El presidente Luis Abinader libra una batalla silenciosa pero decisiva: sostener su condición de referente ético en un sistema que por inercia tiende a devorarlo.

Su reacción rápida cuando se descorren las cortinas que protegen a los corruptos es valiosa, pero insuficiente. Gobernar solo reaccionando es permitir que otros enciendan una y otra vez el botón de pánico. Lo verdaderamente transformador es anticiparse.

Hoy, en la percepción pública, Abinader conserva una imagen razonablemente positiva si se lo observa de manera individual dentro de su propio gobierno. Pero la ética personal, cuando no se traduce en decisiones estructurales, corre el riesgo de convertirse en un gesto simbólico, y los símbolos sin acción se desgastan.

Si el presidente quiere que su legado sea sostenible, necesita un golpe de timón sin titubeos.

Enero no debe ser solo una fecha en el calendario, sino el inicio de una corrección profunda del rumbo.

Eso implica algo incómodo: colocarse por encima de las lealtades personales, partidarias y afectivas y poner al país sin intermediarios en el centro de la ecuación.

El jefe de Estado siempre sabe, por informes, señales y silencios, quiénes son los lastres éticos de su administración. Reputacionalmente hablando, siempre será más rentable bajarlos ahora del tren que explicar mañana por qué siguieron a bordo hasta el final.

Olvide, presidente, los enojos del PRM, escuche el murmullo del país.

    Los meses que restan son decisivos para cerrar bien, planificar con claridad y ejecutar sus objetivos, pero con gente nueva.

    Porque si no sacude su gobierno, el riesgo no es político, es histórico. Y la historia no suele ser indulgente con los llaneros solitarios que se quedaron a medio camino.


    Víctor Bautista

    Víctor Bautista

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