Dos minutos: la barbarie digital

Víctor Bautista advierte sobre los peligros de la desinformación, la falta de regulación y la ausencia del Estado en la era digital en República Dominicana.

Para preservar el contrato social que garantiza la convivencia, se necesitan regulaciones claras y efectivas. En el mundo digital, estas resultan particularmente sensibles, pero lo peor que puede pasar es que terminemos viviendo en una selva de datos y algoritmos.

Así lo expresó el periodista Víctor Bautista, quien analizó el fenómeno en un comentario editorial de dos minutos. Bautista señala que la economía digital avanza de forma exponencial, acortando los ciclos de vida de tecnologías, métodos y valores. "Todo cambia antes de que podamos comprenderlo o regularlo", afirmó.

En países con instituciones sólidas, las leyes avanzan detrás de la innovación, pero logran alcanzar su ritmo. Sin embargo, en República Dominicana, advierte Bautista, "ni siquiera hemos empezado a caminar en este aspecto". Asegura que no existe una estrategia nacional de alfabetización digital y que la ciudadanía digital no se enseña en las escuelas.

Además, cuestiona el nivel de preparación de los legisladores: "Nuestros congresistas no están asesorados por expertos en inteligencia artificial, gobernanza de datos o plataformas digitales. Muchos ni saben de qué se trata", afirmó.

Este desconocimiento, sostiene Bautista, impide pensar en una regulación efectiva y agrava la brecha digital. "Estamos expuestos: la desinformación se viraliza, los discursos de odio se normalizan, y los algoritmos amplifican el morbo y la mentira", lamentó.

A juicio del comunicador, en la República Dominicana las instituciones no tienen capacidad para fiscalizar ni proteger digitalmente a sus ciudadanos. “No hay ética digital ni reglas claras, y cuando esto ocurre, lo que reina es la selva: la fuerza bruta de los datos malusados, la manipulación emocional y el caos informativo”, advirtió.

Concluye Bautista que lo digital no es neutro. “Puede ser emancipador o devastador. Si no actuamos ya, con políticas, con educación, con criterio, la barbarie digital no será una amenaza, será nuestro presente irreversible”.