La reputación, definida por la RAE como la opinión o estima que se tiene de alguien o algo, se ha convertido en un activo estratégico para las empresas dominicanas.
Santo Domingo.– En el mundo empresarial actual, la reputación no es un lujo, sino un activo estratégico que debe ser cuidado y gestionado con precisión.
Según la Real Academia Española, reputación es “la opinión o estima que se tiene de alguien o algo”. Para las empresas, esto significa que la percepción pública sobre su ética, desempeño y compromiso social se traduce directamente en valor tangible, confianza y sostenibilidad del negocio.
Jeanette y Don Víctor Bautista destacan que medir la reputación es un proceso clave. No se trata únicamente de relaciones públicas o campañas de marketing, sino de herramientas estratégicas que permiten conocer cómo la sociedad percibe a la empresa.
Medir la reputación implica evaluar la coherencia entre lo que la empresa dice, lo que hace y lo que los ciudadanos perciben de ella. Cuando esta coherencia se maneja correctamente, las empresas no solo obtienen reconocimiento, sino también confianza de clientes, empleados e inversionistas.
La tercera edición del Ranking MERCO de República Dominicana confirma que la medición de la reputación puede hacerse de manera rigurosa, utilizando métodos auditables, independientes y transparentes.
Esta información, traducida en datos, permite a las compañías tomar decisiones estratégicas con impacto real en su crecimiento y sostenibilidad. Según Bautista, los negocios que integran objetivos ESG medio ambiente, impacto social y buena gobernanza logran un doble beneficio: contribuyen al desarrollo sostenible y, al mismo tiempo, aumentan su rentabilidad.
En este sentido, MERCO sigue siendo una brújula para las empresas que buscan generar valor con propósito. Al evaluar y reconocer a aquellas compañías que destacan por su coherencia, visión y compromiso social, se incentiva la mejora continua y se refuerza la importancia de la reputación como factor estratégico en los negocios modernos.
En conclusión, la reputación no solo refleja la imagen de una empresa, sino que se convierte en un motor de crecimiento y sostenibilidad. Gestionarla con estrategia y ética garantiza confianza, talento e inversión, asegurando la continuidad y fortalecimiento de los negocios en el mercado dominicano y global.