SANTO DOMINGO.- La economía digital avanza sin pausas, creando cada vez más facilidades para los agentes económicos, pero a su vez el cibercrimen crece a toda velocidad, ante lo cual la República Dominicana debería definir una estrategia-país.
La clonación masiva de tarjetas del programa oficial Supérate ha sido en esta semana una noticia alarmante.
El hecho eclosionó públicamente ahora, pero se indaga desde semana atrás.
Ningún muro de contención evitó que esta noticia fluyera, porque en la era del internet es así.
Los velos son difíciles de mantener por mucho tiempo y la mejor opción ante temas críticos es la transparencia, dar la cara, ser responsable.
La alarma, para mí, no reside solamente en el monto comprometido, hasta hoy más de 100 millones de pesos.
Tampoco en la cantidad de personas que no pudo cobrar su subsidio del mes.
En realidad lo que espanta son las estructuras delictivas que ganan terrenos en el campo digital.
La delincuencia parece trasladarse desde el mundo análogo al virtual y está dando grandes palos, como se dice popularmente.
Es un reto para el Ministerio Público, para las autoridades del orden público y para la justicia.
Pero aquí la realidad está diciendo que necesitamos una estrategia-país de ciberseguridad.
Eso no se consigue con simples decretos ni con la clásica proclama de que “van preso”.
Se requiere una estrategia país concreta, avanzada, práctica, porque al parecer andamos desnudos en cuanto a ciberseguridad.
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