SANTO DOMINGO.- En la historia de la educación y su desarrollo en República Dominicana el rol de la ADP es digno de reflexión.
Y no hay forma de no llegar a la conclusión de que este gremio ha sido uno de los principales escollos para lograr una escuela pública como la sociedad se merece.
Ese grupo, politizado en grado sumo, es un ente de presión solamente basado en sus intereses.
Sus reivindicaciones están por encima de cualquier cosa, incluyendo las prioridades de la nación.
La ADP solo acepta sus esquemas y mantiene la lanza en ristre para atacar sin pensar a los estudiantes, aunque sean los propios hijos de la dirigencia.
El sistema político, la deplorable calidad de los partidos, es lo que ha parido este engendro que se llama ADP.
Ningún proceso de reforma educativa será viable con ese núcleo en el medio ejerciendo su poderío.
Nos podemos ir de cabeza, nos podemos secar pagando los impuestos para financiar la educación y nada ocurrirá.
Como en efecto, a casi una década aportando un aluvión de recursos, 4% del PIB para la educación, la escuela sigue en el atascadero.
En parte la ADP es culpable de este fracaso.
Pero no podemos excluir a los tecnócratas, muchos de los cuales se sientan en la poltrona con toda su vocación de negocios.
La ADP se va a huelga por aumento salarial, pero el 94% de los empleados gana menos que los profesores, como titula El Caribe en forma lapidaria
En verdad, como sociedad no merecemos esto.
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