SANTO DOMINGO.- En la República Dominicana caminamos por una ruta muy peligrosa y se trata de aplazamiento de las reformas estructurales.
Este retraso va acumulando fallas, disfuncionalidades y anacronismos que nos pueden convertir en un estado inviable y fallido.
El modelo político es el único culpable del rezago o del Frankeintein que estamos formando.
Me refiero a una economía en expansión, pero con unas raíces institucionales débiles, bases legales obsoletas y procedimientos de antaño.
¿Por qué culpo al modelo político del rezago? Porque en la conformación de los gobiernos prevalece el toma y daca, el saldo de pasivos de campaña.
De esa manera el Estado se convierte en parcelas que son entregadas en dación en pago y cada quien va a sacar el jugo para provecho propio.
La sociedad tiene que movilizarse y hacer desaparecer la política de la clientela, porque es ahí donde nacen todos los males que criticamos:
· Un cuerpo policial que es un tigueraje uniformado.
· Un servicio de transporte público deplorable.
· Un sistema energético en crisis de gestión comercial y financiera.
· Un código laboral del paleolítico.
· Una escuela que averguenza pese a la chorrera de recursos que le echamos.
· Déficit en el suministro de agua potable, más que en los tiempos de la colonia.
· Falta de apoyo a la producción interna para la autosuficiencia alimentaria.
En fin, vivimos fascinados por las cifras de crecimiento, pero uno tiene que preguntarse: ¿Para qué han servido?