He revisado lo dicho, escrito y jurado por Juan Pablo Duarte y Diez, desde que regresó de su largo periplo por Europa y Estados Unidos, hasta que en tiempos de la Restauración (ya enfermo y acabado) lo mandaron a morirse en Venezuela, y en ningún lado he encontrado una frase racista, clasista, esclavista, segregacionista ni discriminatoria de nada ni de nadie (incluyendo a los haitianos mismos).
Entonces, eso de que anónimos haitianos de Nueva York lo acusan de racista y pidan la eliminación de su estatua, me huele, hasta prueba en contrario, a oscura patraña de los “patriotas” de hojalata que tanto conocemos.