Educación pasa con un chivo

Reclaman los nacionalistas y soberanistas pedagógicos el retiro del libro de Ciencias Sociales de Sexto Grado, mezclan valores pedagógicos y didácticos legítimos con heroísmos, patriotismos y nacionalismos equivocados.

Cede el Ministerio de Educación a las presiones de estos grupos y retira el texto de sociales del Sexto Grado. Combina demandas de distintas procedencia sociales, con soluciones de diferentes garantías educativas. Cierra en falso un debate que excede el libro de sociales, un conflicto común a todas las asignaturas básicas del Sistema de Enseñanza, tanto el público como el privado.

Carece el Ministro de Educación de mecánicos y recursos técnicos y científicos para el control y evaluación de los libros de textos. Porque así lo han decidido los grandes donantes de las campañas electorales. Esos mismos, que imponen monopolios en las ediciones de los libros y en todo el material impreso que requiera el Ministerio.

Confunden estos señores, y los propios funcionarios, sus intereses privados con los Derechos Generales de toda la sociedad Educativa. Dice el historiador Gutiérrez Félix, que el libro de sexto grado irrespeta la lucha por la soberanía Dominicana. Pero la Asociación Dominicana de Profesores, en unas declaraciones sin precedentes, por su contumacia, que reconoce las fallas en la enseñanza Historia, todos son cómplices de estos daños irreversibles en la Enseñanza Dominicana.

Usan, unos y otros, este libro de texto como chivo expiatorio, en la búsqueda de un culpable universal. La Fuerza Nacional Progresista, con el Diputado Castillo el Escritor Manuel Núñez, ahora en el lado opuesto al Gobierno, piden la cabeza del Ministro, como piden que ruede la cabeza del Canciller, porque el problema es el riesgo de la identidad Nacional, en todo lo que tiene que ver con Haití.

Basan sus Candidaturas con una ideología de medios equivocada, con un déficit ostensible, en la dialéctica de su discurso político. Se resisten, nadie sabe la razón, a enfrentar los verdaderos riegos estructurales que tienen la identidad, la cultura y la Soberanía Nacional con la penetración de una subcultura Estadunidenses, que degrada nuestro leguaje en las redes sociales de comunicación. Ignoran, adrede, las imposiciones de nuevas necesidades, nuevos deseos y extrañas creencias, hasta en las forma de vestirnos, que son difundidas, divulgadas y distribuidas en los canales de televisión, y emisoras de radio, con el único fin de inducir y alucinar a nuestros niños, preadolescentes y adolecentes al consumismo y al desenfreno.