I.- Diferente formas de actuar en nuestro medio
1.- Una sociedad humana tiene en su seno personas con diferentes formas de actuar, porque la conducta de los miembros que la integran constituye un revoltillo o mezcolanza.
2.- En un medio compuesto por distintas clases sociales, cada una de ellas tiene su criterio muy particular de lo que es la manera de comportarse. Conducirse bien o mal, es la expresión de cómo obra un hombre o una mujer.
3.- El estilo de realizar define la conciencia social, que tiene relación con los principios y normas que sirven de guía a la comunidad. Ellas son las reglas de convivencia en las cuales se fundamenta la moral.
4.- Partiendo de que la conciencia social se expresa en los actos de los seres humanos, de cómo se manifiesta la generalidad de nuestros connacionales, explica el estado de descomposición moral de hoy aquí.
5.- Mientras el código penal de cada país determina la sanción a la violación de las disposiciones legales, las normas de la moral social, no tienen otro castigo que la condena hecha por la opinión pública.
II.- Juicios sobre la moral
6.- Pero ocurre que la opinión pública en cada país con clases sociales heterogéneas, tiene diferentes opiniones públicas, por lo que es distinto el concepto sobre lo que es moral e inmoral.
7.- En el ambiente dominicano, hay tantos juicios sobre la moral, como intereses que se contraponen, y entre ellos es imposible ponerse de acuerdo entre lo sano y lo nocivo.
8.- Lo que a diario estamos viendo en el medio social dominicano, es que con la idea de la moral se hace un juego de palabras, pero en el fondo lo que subyace es el criterio de ubicación social de cada contendiente.
9.- Alrededor del juicio de clase social, con relación a lo que es ejecutado de conformidad con los principios morales, también hay que tomar en consideración el asunto de la sucesión de descendientes en línea recta.
10.- La decencia, la honestidad y el correcto proceder no se transmiten por la sangre, pero las épocas de nacimiento, la moral dominante en un período histórico determinado influye en la conducta.
11.- La hija o el hijo, que se convierte en un continuador de las cualidades éticas y morales de sus progenitores, viene a ser un fiel heredero de la generación y formación de su ascendiente.
12.- En nuestro país, el descalabro ético y moral, está a la vista, tan claro que resulta indudable o innegable. Es algo irrebatible y comprobado.
III.- Preparar hoy al ser humano que educará al de mañana
13.- En vista de que el asunto de agrietamiento moral, es un hecho que no se puede controvertir, corresponde a ciudadanos y ciudadanas, no comprometidos en la podredumbre actual, accionar para, por lo menos, ir sembrando las bases para en un nuevo orden social contar con mujeres y hombres que enseñen el decente vivir.
14.- Se hace necesario constituir una comunidad de dominicanos y dominicanas, que en el porvenir sean personas con condiciones para como ejemplo de lo bueno, puedan transmitir normas y principios de una nueva moral.
15.- Preparar a personas físicas, para que fijen en la conciencia de otras, las reglas que deben seguir y a otros enseñar, se logrará en nuestro país mediante la adecuada instrucción a la niñez de hoy.
16.- Sin duda alguna vale la pena, cualquier esfuerzo que se haga para que los adultos del mañana, se conviertan en entes de una generación de conciudadanos, para que se adiestren en el vivir decente.
17.- El mayor y significativo aporte que puede recibir la ciudadana y el ciudadano en la actual coyuntura histórica, es comportarse para luego ser modelo en la formación cívica de sus compatriotas.
18.- Confeccionar a una mujer o a un hombre, darle formación acabada en las normas de buen vivir, es convertirlo para transmitir experiencias, para hacer gentes de correctas actuaciones.
19.- El mejor ejemplo de munícipe es aquel que hoy se ocupa para que el país entregue a la posteridad seres humanos distinguidos por ser modelo de práctica ética en el accionar con honestidad y absoluta decencia.
20.- El día ha de llegar, y ojalá esté cerca, cuando el mejor ser social dominicano sea aquel que sirva como paradigma de principios éticos y morales, de la misma naturaleza o esencia de su persona.