Washington.- La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, anunció este jueves la expansión de un programa federal con el objetivo de que las mujeres de bajos recursos puedan tener cobertura médica un año después de dar a luz, en vez de solo dos meses después del parto.
El anuncio llega en un momento de debate sobre las altas tasas de mortalidad materna de las mujeres afroamericanas en Estados Unidos, donde ninguna ley federal garantiza una baja pagada por maternidad o enfermedad de un familiar.
Harris explicó que unas 253.000 madres podrán beneficiarse de la nueva política, implementada a través de una expansión del programa Medicaid para personas con bajos recursos y del Programa de Seguro Médico Infantil (CHIP, por sus siglas en inglés).
En concreto, tres nuevos estados (Maine, Minnesota y Nuevo México) se han unido a la expansión de esos programas junto al Distrito de Columbia, de manera que 15 de los 50 estados de EE.UU. ya han expandido su cobertura médica.
Eso significa que las mujeres de bajos recursos podrán acceder durante un año a exámenes pélvicos, vacunas y otros controles médicos para detectar problemas de salud, algo que antes solo podían hacer durante dos meses.
«Este es solo el principio», prometió Harris en una conferencia de prensa telefónica.
Harris, que ha hecho del combate a la mortalidad materna una de sus prioridades, explicó que la falta de cuidados médicos afecta de manera desproporcionada a las mujeres afroamericanas y aquellas que pertenecen a otras minorías, como las hispanas y las nativo americanas.
«Todas las mujeres de nuestra nación, sin importar sus ingresos, sin importar dónde viven, deberían tener un acceso completo a cuidados reproductivos», argumentó Harris, la primera afroamericana y la primera estadounidense de origen indio o asiático en asumir ese cargo.
El periodo posterior al parto es esencial para que la mujer pueda no solo ocuparse de su hijo sino también recuperarse del embarazo y cuidar de su salud mental, según un informe del Departamento de Salud.
De acuerdo a ese reporte, una de cada tres muertes relacionadas con embarazos ocurren entre una semana y un año después de que las mujeres hayan dado a luz.