EE.UU. protesta por la visita de la ONU a región china con uigures confinados

El Gobierno estadounidense protestó este viernes ante el secretario general de la ONU, António Guterres, por los planes de viaje de un alto cargo sobre terrorismo de Naciones Unidas a la región noroccidental china de Xinjiang, donde se estima que viven confinados un millón de musulmanes uigures.

Washington.- El Gobierno estadounidense protestó este viernes ante el secretario general de la ONU, António Guterres, por los planes de viaje de un alto cargo sobre terrorismo de Naciones Unidas a la región noroccidental china de Xinjiang, donde se estima que viven confinados un millón de musulmanes uigures.

El subsecretario de Estado de EE.UU., John Sullivan, telefoneó a Guterres para quejarse por la presunta intención del jefe de la oficina antiterrorista de la ONU, Vladímir Voronkov, de visitar Xinjiang.

«El subsecretario de Estado expresó que esa visita es absolutamente inadecuada a la luz de la campaña de represión sin precedentes en Xinjiang contra los uigures, los de etnia kazaja, los kirguís y otros musulmanes», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, en un comunicado.

Sullivan subrayó que Pekín «sigue presentando su campaña contra los uigures y otros musulmanes como esfuerzos legítimos contra el terrorismo cuando no lo son», continuó la portavoz.

También opinó que «el principal responsable de lucha contra el terrorismo en la ONU está poniendo en riesgo la reputación y credibilidad de la ONU en materia de antiterrorismo y derechos humanos al dar por válidos esos argumentos falsos» chinos.

El funcionario estadounidense subrayó que, en cambio, es necesario lograr «que los encargados de derechos humanos en la ONU tengan un acceso sin supervisión ni trabas a todos los campos y detenidos en Xinjiang».

Expertos, exiliados y organizaciones aseguran que en Xinjiang hay más de un millón de musulmanes de la etnia uigur encerrados en campos de adoctrinamiento, que el Gobierno chino define como «centros de reeducación».

En esa zona, las autoridades utilizan no solo la más avanzada tecnología de reconocimiento facial, sino también el análisis de datos personales para «vigilar y hacer seguimiento», tal y como denuncia la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch.

La prensa tiene restringido el acceso a esa región noroccidental china, y Estados Unidos pidió en marzo que Pekín dejara visitar los «campos de reeducación» a responsables de Naciones Unidas como la alta comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, o el relator de la ONU sobre libertad religiosa, Ahmed Shaheed.

Sin embargo, a Washington le ha molestado que sea el encargado de antiterrorismo de la ONU el que, según el Departamento de Estado, planee visitar la hermética región.