REDACCIÓN.- Las autoridades estadounidenses del ámbito de la Seguridad Nacional evalúan nacionalizar una parte de la red de la telefonía móvil, según se desprende de unos documentos —a los que ha tenido acceso el portal Axios— que fueron difundidos a varios miembros de la Administración Trump y que recogen la idea de que EE.UU. necesita desarrollar una red centralizada de conexión inalámbrica 5G en los próximos tres años.
En concreto, uno de los métodos propuestos en los documentos consiste en la financiación y la creación por Washington de una sola red —algo que Axios califica de acto «sin precedentes» de la nacionalización de una industria históricamente privada—, mientras se baraja paralelamente la opción de permitir a los proveedores de los servicios de telefonía móvil que desarrollen sus propias redes para competir entre sí. Sin embargo, una fuente de Axios opina que esta segunda opción será descartada, dado que una red centralizada «es lo que se requiere para que EE.UU. se proteja de China y de otros actores malos».
De hecho, en uno de los documentos se apunta que Washington necesita su propia red de 5G en un futuro próximo, entre otras razones porque «China ha logrado una posición dominante en [los sectores de] la creación y operación de la infraestructura de las redes». Además, sostiene que una red «fuerte» de 5G es necesaria para garantizar «una vía segura» a tecnologías como coches no tripulados y la realidad virtual, así como para «combatir las amenazas de China a la seguridad económica y cibernética de Estados Unidos».
El Senado de EE.UU. aprobó el pasado 18 de enero la renovación de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés), un plan de vigilancia de Internet que permite a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) vigilar a «sospechosos de terrorismo» que navegan en la red fuera de EE.UU.
Ese mismo día la Fundación Nacional para la Ciencia y el Consejo Nacional Científico de EE.UU. difundió su informe bienal sobre el estado actual de la tecnología estadounidense.
En ese informe se recuerda que China se ha convertido en el segundo país del mundo con más gastos en el ámbito de I+D, invirtiendo en 2015 el 21% del total mundial de los fondos asignados a ese sector. Tras analizar el documento, el diario The Washington Post concluyó que «China se ha convertido en una superpotencia científica y técnica, o está a punto de hacerlo».