Ha llegado el año de las definiciones en el panorama político nacional, atascado por factores que tornan irreales los escenarios proyectados hasta el momento, despejadas las nebulosas en este 2015 se borran los cartones y se empieza a marcar de nuevo.
El primer tema por definirse es el de si habrá o no búsqueda de la reelección del presidente Danilo Medina, propósito sobre el que han estado en un laborantismo subrepticio funcionarios importantes del gobierno, sin la menor señal de que el mandatario aliente ese deseo, sino que por el contrario ha reiterado a todo el que le ha tocado el tema en privado, que no está en eso.
Como en política no hay imposibles, hay que prefigurar un escenario en función del si y otro del no. Si ocurre a nadie debe caberle duda de que la fuerza que le responde a lo interno del PLD, se colocaría detrás de él, estaría por verse la postura de los que siguen a Leonel Fernández, aunque se supone que un paso de esa naturaleza no se daría sin un acuerdo entre ambas figuras.
El otro cuadro, que entiendo más real, es que se cierre esa posibilidad y quede descartada, entonces la parte del danilismo que ha permanecido contenida apostando a la reelección, se encaminaría presurosa a compactarse con la otra parte de la misma corriente que ha estado aupando las aspiraciones del doctor Reinaldo Pared Pérez, endosado en pleno por los senadores, una parte de los diputados, mayoría de alcaldes y regidores, y una parte importante de la guardia pretoriana del danilismo en todos los niveles.
El segundo hecho importante por definirse, es si el doctor Leonel Fernández, estimulado por los vientos artificiosos que le hacen sentir sus seguidores, con una tasa de desaprobación que se ha mantenido inconmovible, se aventura a constituirse en factor aglutinante de un frente opositor que busque el desplazamiento del PLD del poder.
Aquí también hay escenarios para el si y el no, si se decide a aspirar de nuevo, de inmediato sella una polarización entre las dos fuerzas principales, porque aunque Danilo Medina no active se desarrollará una batalla natural por los intereses que están en juego en unas elecciones de más de cuatro mil cargos, lo que obliga a cada fuerza a compactarse para sacarle mejor partido a la coyuntura y el factor de cohesión nacional es la precandidatura presidencial.
En caso de que el expresidente Fernández no se aventure, vendría al ruedo su esposa, la doctora Margarita Cedeño de Fernández, que contaría con el endoso de una buena parte de la estructura leonelista, pero habría una parte inclinada a favorecer otros aspirantes.
En la oposición hay dos competencias, una por determinar, cuál es la principal fuerza opositora, que es la competencia PRD versus PRM, y una segunda vinculada a la primera, cuál es el principal líder opositor, que es un todos contra todos, que se definirá con la candidatura presidencial del PRM, que un escenario seria con Luis Abinader y otro con Hipólito Mejía.
El más desafiante sería el de la candidatura de Luis Abinader, por la mejor posibilidad de encarnar la representación del cambio y de vincular a sectores a los que solo puede atraer un candidato nuevo.
Hipólito Mejía sería una postalita repetida sin ninguna posibilidad de esperanzar y comunicar las expectativas de un futuro mejor, con una tasa de rechazo que no sede.
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