¿Por qué ha sorprendido y alarmado a los voceros de Hipólito Mejía, que la campaña de Danilo Medina proyecte a su candidato como la mejor opción para los electores imbuidos de una esperanza de cambio?
Aviso muy temprano se les dio, de que Danilo no sólo venía para conquistar el respaldo de los satisfechos con la obra de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, a quienes les garantiza “continuar lo que está bien”, sino que también es la opción de los que tienen una valoración crítica, con los que se ha comprometido “a corregir lo que está mal” y a los que tienen esperanzas de ver a un país desarrollando todas sus potencialidades, les ha hablado de “hacer lo que nunca se hizo”, la combinación de las dos últimos eslóganes con el primero, son la oferta del cambio seguro.
De manera que se trata de una campaña coherente, que en cada etapa ha priorizado en los matices más importantes.
La sorpresa se produce porque cuando algunos andaban celebrando triunfos anticipados y exhibiendo encuestas que les daban holgura, Danilo Medina estaba centrado en el propósito de surgir como el candidato de todos los peledeístas, y como esa etapa coincidió con un momento crítico del Gobierno, no se percataron de que la solidez de una candidatura, estaba en los pasos que venía encaminando el candidato del PLD, sin importarle lo que marcaran las mediciones de esa coyuntura.
El PLD obró para despertar entre los suyos con un plan de trabajo electoral que le ha permitido verle el rostro a cada uno de sus votantes, constatar su estado de ánimo, fortalecer su entusiasmo, limar su descontento, reafirmar sus lealtades, despejar dudas e incertidumbres, y con ese poderoso ejército de tierra puesto de pié, con el refuerzo de cientos de movimientos del sector externo, Danilo Medina se fue al escenario del que no ha salido jamás: las calles, y los números empezaron a contar otra historia.
Esas acciones se han materializado sin el descuido de una tarea esencial para cantar victoria en primera vuelta fuera de toda duda: la política de alianzas que ha sumado a fuerzas que no habían formado parte del bloque progresista, sin que uno solo de los aliados tradicionales se haya ido a la acera contraria.
Pero gritan que Danilo no puede encarnar la idea del cambio, porque es candidato del partido oficial, ignorando la propia historia del PRD, que aunque desastroso en el poder, fue la primera organización en tener éxito electoral en la lógica de encarnar su propio cambio.
Si Felipe González, que llegó a la presidencia del gobierno español con el eslogan “por el cambio”, se reeligió ofertando “el cambio del cambio”, con más razón Danilo Medina, del partido que ha cambiado el país para mejor, pero que no ha sido presidente de la República y que tiene ideas muy claras para producir transformaciones en beneficio de todos los sectores de la sociedad, en especial los más pobres.
Arguyen que Danilo no puede ser el cambio por tener como compañera de boleta a la esposa del actual presidente de la República. Si Cristina Fernández de Kirchner, como candidata oficial le ganó la batalla a la oposición con “El cambio recién empieza”, por que no puede hacerlo Margarita Cedeño de Fernández, con una valoración de su labor tan alta que no se afectó ni en el peor momento del gobierno.
Danilo y Margarita son el cambio porque están convencidos de que el énfasis de una nueva gestión ha de estar en forma directa y no por derrame en la gente, son el cambio a que aspiran jóvenes, mujeres y hombres, que es el que mejore no que atrase, que es mejor cambio, el cambio seguro.
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