El chileno Boric irrumpe en la lista mundial de mandatarios "millennials"

El año que viene, Boric compartirá citas internacionales con coetáneos de países tan lejanos, como Nueva Zelanda o Finlandia, y vecinos latinoamericanos, como Costa Rica y El Salvador.

CHILE.- Nacieron cuando las dictaduras militares asolaban gran parte de Latinoamérica y la mayoría de ellos ni siquiera había alcanzado su primer decenio de vida cuando cayó el Muro de Berlín. Una generación de «millennials» ha aterrizado en la Presidencia de varios países en los últimos años, a la que acaba de unirse el chileno Gabriel Boric.

Con una diferencia de más de 10 puntos, el joven diputado de izquierda se impuso con el 55,8 % de los votos al ultraderechista José Antonia Kast en las elecciones con mayor tensión política desde el fin de la dictadura hace tres décadas.

Inició la carrera hacia La Moneda (sede gubernamental) con 35 años, la edad mínima para postularse, y asumirá el cargo en marzo de 2022 con 36 años y un mes (nació el 11 de febrero de 1986), convirtiéndose en el presidente mas joven de la historia chilena y superando a quien ostentaba hasta hora el récord, Manuel Blanco Encalada (julio 1826-septiembre 1826).

«Es un recambio generacional que no solo sucede aquí. Es un fenómeno mundial, mucho más allá de Boric», dijo a Efe Valentina Rosas, analista de la Universidad Católica.

Su aplastante triunfo, según explicó a Efe Mauricio Morales, «responde al desgaste de los partidos tradicionales que gobernaron Chile los últimos 30 años y al pedido de cambio expresado en el estallido social», cuando miles de personas salieron a las calles a finales de 2019 para protestar contra la desigualdad.

Para Claudia Heiss, de la Universidad de Chile, tiene que ver también con un deseo de «superar la transición»: «Muchas de las personas que fueron importantes tras el fin de Pinochet, como Aylwin o Lagos, estuvieron en la política chilena incluso antes del golpe del 73», apuntó a Efe.

¿QUIÉNES SON SUS COETÁNEOS?

El año que viene, Boric compartirá citas internacionales con coetáneos de países tan lejanos, como Nueva Zelanda o Finlandia, y vecinos latinoamericanos, como Costa Rica y El Salvador.

Pese a ser un año más mayor que Boric, la finlandesa Sanna Marin llegó al poder en 2019 con tan solo 33 años, con un discurso progresista que sorprendió incluso en la adelantada Escandinavia: «Soy de una familia homoparental y eso me ha condicionado para que la igualdad y los derechos humanos sean muy importantes para mí».

Marin compartía juventud en Europa hasta hace muy poco con el austríaco Sebastian Kurz, que también se convirtió en primer ministro con 33 años, pero que renunció en octubre tras ser mencionado en la investigación mundial Papeles de Pandora.

Otra de las «millenials» que ha adquirido mucha notoriedad en los últimos tiempos es la neozelandesa Jacinda Ardern, admirada por su gestión durante los primeros meses de la pandemia y por compatibilizar su maternidad con el cargo.

Para Jaime Abedrapo, jefe de la Escuela de Gobierno de la Universidad de San Sebastián, las redes sociales han jugado un papel «determinante» en la irrupción de estos nuevos liderazgos, siendo el salvadoreño Nayib Bukele su máximo exponente.

«Oficialmente soy el presidente más cool del mundo», tuiteó a los pocos días después tomar posesión en 2019.

El exalcalde de San Salvador, cuestionado por su creciente autoritarismo, terminó con el reinado del costarricense centroprogresista Carlos Alvarado, quien en abril de 2018 se había convertido, con 38 años, en el mandatario más joven de América.

Todos estos liderazgos despertaron temores en un primer momento por su falta de experiencia, de ahí la importancia de «sumar apoyos transversales e intergeneracionales», indicó a Efe Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile.

«La capacidad de construir acuerdos no depende de la edad», agregó por su parte Heiss.

«CHILE CAMBIÓ»

Bregado en las luchas estudiantiles de hace una década y diputado desde 2014, Boric busca acabar con el modelo neoliberal instalado durante la dictadura y está muy ligado a las revueltas sociales de finales de 2019 a favor de mejores servicios básicos. Santiago es su gran bastión y los jóvenes sus principales simpatizantes.

«¡Que vivan los jóvenes de este país que tanto han luchado! Chile cambió», afirmó a Efe Leonor Orellana, de 47 años. Mientras que Esteban Moya confesó a Efe que a sus 20 años es la primera vez que vota y que si la participación ha superado el 50 % en un país de tradición abstencionista es porque «las nuevas generaciones queremos una vida distinta, donde se valore la diversidad en todos los sentidos».

Para Abedrapo, la generación nacida a partir de 1980 tiene la ventaja de tener una «agenda propia», con demandas más relacionadas con el ecologismo y las minorías, pero adolece de «importantes» defectos, como su carácter «inmediatista».

«Dentro de poco tiempo ya no lo serán y el cuestionamiento surgirá porque ya han administrado poder de peor o mejor forma», agregó el experto en lo que bautizó como «la trampa de la juventud.