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El criminal terrorismo islámico

El mundo está consternado por las acciones terroristas en París, capital de Francia, que se produjeron el viernes pasado en seis lugares de esta ciudad europea, dejando un saldo de más de 128 muertos,  532 heridos, 99 de gravedad, producto del criminal y diabólico yihadismo islámico, cuyas víctimas eran personas, en su mayoría jóvenes, que participaban en distintas actividades en diferentes sitios de diversión.

El terrorismo es parte de las señales del fin que nuestra generación está siendo testigo antes del advenimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien viene a poner orden en el mundo, luego del arrebatamiento de su Iglesia.

En el evangelio de Lucas, capítulo 21:10-11, se cita a Jesús profetizando: “Se levantarán nación contra nación y reino contra reino; y habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres, pestilencias; y habrá TERROR y grandes señales en el cielo”.

Como recordarán, todos vimos  las torres gemelas pertenecientes al World Trade Center en Nueva York ardiendo en llamas el 11 de septiembre de 2001. El atentado contra estos edificios constituye el mayor ataque terrorista cometido en la historia de los Estados Unidos y provocaron que el gobierno de George W. Bush lanzara una intensa ofensiva global contra el terrorismo yihadista.

Además, en este mismo año, en una calle de París se produjo el  atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015, dejando como resultado 12 víctimas mortales. El ataque fue reivindicado por la red yihadista global Al Qaeda como respuesta a la provocación contra el islam que según el grupo la revista cometía al publicar constantemente caricaturas de su autoría referentes al profeta Mahoma.

El yihadismo es un neologismo occidental utilizado para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del islam político, caracterizadas por la frecuente y brutal utilización del terrorismo, en nombre de una supuesta yihad, a la cual sus seguidores llaman una «guerra santa» en el nombre de Alá, el dios luna, de origen pagano.

La yihad como concepto básico del Islam es una cuestión debatida. Tiene dos tipos de acepciones: la «yihad menor» de inspiración violenta, en la que se intentan legitimar los yihadistas, y la «yihad mayor», de interpretación espiritual, que representa el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán, mejor padre o madre, esposo o persona.

Ideológicamente, el yihadismo como doctrina política es un ideario teocrático totalitario de corte «antiliberal» y «antidemocrático» que, según sus críticos, «desprecia sistemáticamente la vida humana».  Por esa razón está considerado por muchos como una de las amenazas más graves a las que se enfrentan las democracias liberales, particularmente en Occidente.

En el caso de París, estas acciones criminales se las atribuyeron el Estado Islámico (EI), o más bien ISIS,  que actualmente tiene sus centros de operaciones en zonas de Siria, Iraq, Egipto, y Afganistán, y muchos  de sus seguidores se han infiltrado en distintos países de Occidente, dentro de los grupos de inmigrantes que huyen de los conflictos que mantienen los terroristas de ISIS, con el fin de conquistar territorio para establecer su sistema diabólicamente dictatorial, cuya aspiración  y propósito es dominar el mundo.

Hay otro tipo de terrorismo, que no es el islámico, sino malicioso y perverso, y que muchas naciones  actualmente están sufriendo y sus gobernantes, aparentemente, no se dan por enterados, y nuestro país no es una excepción. He aquí algunos casos:

Es terrorismo,  cuando en un hospital acuestan a dos enfermos en un mismo lecho o en el suelo, por falta de camas,  no hay medicamentos y los médicos que laboran allí son mal pagados y hacen huelgas.

Es terrorismo, cuando usted, que es de la clase media baja, va a un supermercado y no puede obtener los productos de la canasta básica porque los precios están por las nubes y fuera de su alcance y su familia pasa hambre.

Es terrorismo, cuando usted siendo empleado público o privado gana un sueldo mínimo que no le alcanza para la subsistencia de su familia y cuando lo recibe no sabe qué hacer, solo llorar.

Es terrorismo, cuando por negligencia no se adoptan medidas preventivas para evitar que plagas como el dengue, la Cika, la chikuncuya y el cólera, así como otras enfermedades afecten a la población.

Es terrorismo, cuando los ayuntamientos no se ocupan de recoger la basura en los barrios pobres, cuyos basureros se convierten en focos de infección y luego quieren cobrar por la recogida de desperdicios.

Es terrorismo, cuando funcionarios gubernamentales se apropian y desvían fondos que deben utilizar para solucionar problemas comunitarios, cuyos habitantes pagan sus impuestos al fisco.

Es terrorismo, cuando jueces corruptos aceptan sobornos para dejar libres a criminales, sicarios,  narcotraficantes y lavadores de activos.

Es terrorismo, cuando se pagan sueldos a personas sin trabajar, dentro de nominillas, como parte del populismo, que es una acción características de algunos partidos que alcanzan el poder.

Es terrorismo, cuando en los colegios suben el costo de las matrículas y los libros de textos, en detrimento de la economía de los tutores y padres de los niños, sin que nadie haga nada.

Es terrorismo, cuando no se puede salir de noche por la inseguridad ciudadana, por temor a ser asaltados, ultrajado y muerto hasta por un vil celular.

Es terrorismo, cuando un alcalde del interior, ni siquiera se ocupa de arreglar sus calles, construir contenes y caminos vecinales de su comunidad, que fueron partes de las promesas de campaña que hizo  y que no ha cumplido, por desviar los fondos que recibe para utilizarlos en asuntos particulares.

Es terrorismo, caminar por las calles con un desordenado tránsito vehicular, a riesgo de sufrir un accidente mortal.

Sentimos grandemente lo ocurrido en París, y estamos seguros que la reacción del gobierno francés será contundente contra los terroristas islámicos, pero ¿qué ocurrirá aquí con los “terroristas” criollos?

Esperamos que nuestro Gobierno, presidido por un Presidente como Danilo Medina, de reconocida honestidad, capacidad,  seriedad y buenas intenciones, que busca reelegirse, le ponga costo al terrorismo que actualmente nos está afectando en todos los órdenes, lo que de seguro garantizará su reelección.

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