La Biblia, nos habla de un día en que Dios tomará venganza de la humanidad, especialmente a todos los soberbios y que hacen maldad, y que tratan de ignorar su existencia, complaciéndose en las cosas que ofrece este mundo, que está bajo el maligno.
¿Cuál será el destino de estos gobernantes y políticos maleados, no solo los de aquí, sino los de todo el mundo, que solo piensan en sí mismo y viven de espalda a Dios y se olvidan, cuando detentan el poder, de las promesas que le hicieron al pueblo que los eligió?
Según la Biblia, la Palabra de Dios, esperamos, de acuerdo a las profecías, un juicio divino que está, como se dice, al doblar de la esquina, porque estamos viviendo en un mundo que va de mal en peor, con una terrible inversión de valores, ya que a lo bueno se le dice malo y a lo malo bueno.
Al respecto, la palabra divina dice que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó; porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”, (Romanos 1:18-20).
En estos tiempos se han levantado hombres que sólo se complacen en lo material, ignorando que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, (Mateo 4:4).
La Biblia no se equivoca cuando dice que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”, (2 Timoteo 3:1-5).
El hombre pecador tendrá que rendirle cuenta a Dios de sus hechos buenos o malos. Tú puedes hacer todo lo que quieras, pero el día de Jehová está al doblar de la esquina y “vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido”, (Isaías. 2:12); y “vendrá como destructor el Todopoderoso”, (Joel 1:15).
En la Biblia se describe patéticamente ese día “grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; grita allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto y de alboroto y del asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol” (Sofonías 1:14-17).
La única forma del hombre escapar de esa ira es arrepintiéndose del pecado y recibiendo a Jesucristo como su Señor y Salvador, “pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, (Rom. 8:1).