No ha concluido el diálogo ni la discusión sobre el tema fiscal, va de un escenario a otro, donde sigue abierta la posibilidad de sustituir algunos de los tributos planteados por otros que pudiesen tener efectos menos lesivos, pero que aporten los recursos que se requieren.
Si a los empresarios les preocupa la calidad del gasto está demostrado que a Danilo Medina también, que no le ha temblado el pulso para fomentar un gobierno más orientado a la vocación de servicio que a las oportunidades de enriquecimiento para funcionarios y allegados, por eso dispuso que la administración se desentendiera del poder discrecional para otorgar permisos de importación de productos de la canasta agropecuaria y que se manejaran por licitación a través de la Junta Agroempresarial Dominicana, lo que permite que beneficios que se diluían en manos particulares vayan a un fondo para auxiliar a los productores; y otra medina con un impacto mayor en economía de inversión y en garantía de eficiencia y calidad: que todos los medicamentos que requieren los hospitales públicos se adquieran a través de Promese.
Es el presidente que suscribió e hizo firmar a todos sus funcionarios un código pautas éticas que todos saben que para él no es letra muerta; le ha cortado a los funcionarios la opción de cambiar la flotilla de sus instituciones por cualquier capricho y ha puesto tope al tipo de vehículos que pudieran adquirirse en el momento necesario, porque las compras están suspendidas por un año; y deseó juramentarse con la vigencia de una ley que corrigiera las distorsiones en los sueldos del gobierno central, pero que lamentablemente se complicó con el abarcamiento de entidades con independencia presupuestaria y administrativa, lo que provocó su observación.
Como lo ha afirmado Manuel Corripio, ese presidente se ha ganado el respaldo que está reclamando para disminuir el déficits fiscal e impulsar los temas con los que se comprometió frente al electorado, todos de gran prioridad para la nación.
Pero también ha demostrado, sin llegar hasta lo imposible, que quiere reducir todo lo que sea gasto innecesario, es por eso que a pesar de tener el compromiso de otorgar el año próximo el 4% para la educación ha proyectado enviar al Congreso un proyecto de presupuesto menor en casi cincuenta mil millones de pesos al del presente año, que en vez de 501 mil millones será de 469 mil, y solamente entre educación y pago de los compromisos de la deuda externa se destinarán 174 mil millones.
La disminución que han propuesto los empresarios en el Consejo Económico y Social, el gobierno la ha tenido con dos medidas, la de consignar los recursos para el incremento del aporte para la educación preuniversitaria sin incrementar el monto general del presupuesto, y por el contrario, reduciendo 49 mil millones del aplicado en el 2012, ambas cosas representan una eficientización por el orden de los 100 mil millones.
Los que le piden a Danilo Medina que a pesar de eso le quite 60 mil millones adicionales al gasto público, olvidan una advertencia que dejó muy clara a lo largo de su campaña y que reiterado como presidente: la economía debe ser puesta al servicio de la gente y lo al revés.
Lo que piden eso en el fondo no lo desean, porque saben que un constreñimiento de tal magnitud dejaría al gobierno sin capacidad de respuesta a sus compromisos y tendría efectos muy adversos para la economía.