Un cordial saludo a todos mis amigo lectores.
Hoy voy a contarles una historia que paso muchos años atrás. Un circo de televisión bien conocido desarrolló un acto que incluía tigres de bengala. La actuación se llevaría a cabo durante un programa de televisión y mucha gente. Una noche, el entrenador entro en la jaula donde habían varios tigres de bengala, la puerta se cerró como era costumbre detrás de él. Las cámaras de televisión se acercaban para los televidentes pudieran ver los detalles, mientras el imponía a los tigres lo que quería que hicieran.
En medio del acto, pasó lo peor: Las luces se apagaron y él pidió ayuda a Dios diciendo internamente: Padre ayúdame, ten misericordia de mí. Por casi cuarenta y cinco largos segundos, el entrenador estuvo encerrado con los tigres en la obscuridad. Con si vista nocturna que es superior, los tigres podía verlo a él, pero el no a los tigres. Cuándo regresaron las luces, con mucha calma término su acto.
Cuando le preguntaron a él, admitió un fuerte temor al principio, pero dijo: Que aunque él no podía ver a los tigres, ellos no lo sabían. Él solo siguió sonando su látigo y hablándoles hasta que volvió la electricidad. Ellos nunca supieron que yo no les podía ver tan bien, como los tigres me veían a mí.
Nosotros no podemos ver a Dios con nuestros ojos, pero Dios nos ve a todo momento. Si nos encomendamos a Él con fe, siempre velará por nosotros.
La fe es capaz de mover montañas.
Los dejo con esta lectura. Tomada del Evangelio de San Juan, Capitulo 5, Versos, 24 y 25 que dicen: Si, se los aseguro: Quien oye mí mensaje y da fe al que me envió, posee la vida eterna y no se llamara a juicio; no, ya ha pasado de la muerte a la vida.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.