En la reunión entre el presidente Abinader y los ex mandatarios Mejía, Fernández y Medina no sólo se debe ir a escuchar sino también a proponer y sobre todo a buscar puntos comunes para definir la política migratoria del país en las actuales circunstancias; que la politiquería quede atrás y que prevalezca la altura de mira.
Que el encuentro no sea una pérdida de tiempo, que ninguno de los involucrados trate de sacarle provecho mediático convirtiéndolo en un “festín de buitres”, y más bien se imponga la prudencia y el sentido común; que la conversación sea el inicio de una postura clara de unidad nacional en cuanto a los temas de Estado.
Que este ejercicio de madurez política no quede simplemente plasmado en una foto y que las decisiones que se tomen refuercen el espíritu democrático e institucional de la nación; los ojos del país estarán puestos en los actores que participan y los mismos deben entender que no se está en búsqueda de votos, sino en llegar a un acuerdo sobre un tema en el que todos han tenido responsabilidad.