La tarea de oposición que su crisis interna le ha impedido realizar al PRD se ha estado haciendo dentro de las entrañas de la administración del presidente Medina, tal vez con más eficiencia, con el funcionario de mayor perfil público lanzando fuego, como un dragón, contra esferas cercanas y de la mayor confianza del mandatario.
Los severos y frecuentes cuestionamientos contra altas figuras del Gobierno de su asesor en materia de drogas y encargado de velar por el cumplimiento de las normas éticas con las que el jefe del Estado ha prometido sanear la administración pública, no ayudan los esfuerzos del Ejecutivo, que se ha visto obligado a desempeñarse desde el inicio de su gestión con un pesado fardo de corrupción y déficit heredado de la presidencia pasada.
A los ataques contra el ministro de la Presidencia y el Procurador General, por su rechazo a un controvertido contrato para el manejo de las cargas en los puertos y aeropuertos a través de Rayos X por una compañía propiedad de un pariente, el doctor Castillo agrega a diario otras cuentas a su rosario de agravios, con sus críticas feroces a los intentos del presidente de la República por ganarse espacio en la llamada sociedad civil, para atraerse a importantes figuras y líderes de opinión independientes, algunos de los cuales han aceptado colaborar a pesar de las diferencias políticas.
Y ahora, inexplicablemente , en medio de una delicada situación que afecta el comercio bilateral con Haití, sin justificación alguna y en una actividad ajena por completo al tema, el funcionario palaciego ha denunciado al vecino país como “un Estado narco” y fallido, opiniones que atentan contra el éxito de las negociaciones en la búsqueda de un arreglo dirigido a eliminar las vedas que impiden el ingreso allí de productos dominicanos a Haití, agravando los recelos y la desconfianza que obstaculizan el mejoramiento de esos vínculos.