Cracovia.- El espionaje polaco fue responsable de la compra fallida de 1,241 respiradores a un traficante de armas, un escándalo que precipitó la dimisión del ministro de Sanidad de Polonia y que, según el exjefe de Inteligencia, demuestra «la vergonzosa incompetencia de los servicios».
«El caso de los respiradores» fue revelado en sus detalles este jueves en medios polacos, con datos sobre cómo el Estado contactó con un traficante de armas y pagó unos 34 millones de euros para hacerse con 1.241 respiradores, de los que solo recibió 200, al comienzo de la pandemia.
En la información publicada por «Gazeta Wyborcza» y «Rzeczpospolita» se hace referencia a un informe aún inédito de la Oficina Superior de Auditoría del Ministerio de Salud polaco, donde se dice que los servicios de espionaje cambiaron su informe sobre la empresa E&K, sondeada como posible suministrador de material sanitario.
Esa empresa estaba calificada como «negativa» en los registros, pero sin razón aparente pasó a ser «positiva» y el Gobierno dio el visto bueno a las negociaciones para comprarles respiradores.
El coronel Grzegorz Małecki, exjefe del servicio de espionaje polaco, ha dicho que asume la responsabilidad que pueda tener en este caso y asegura que, en su opinión, «este es el mayor escándalo de los últimos 30 años» de la agencia.
En la primavera de 2020, cuando todos los países europeos competían por comprar rápidamente respiradores en el mercado internacional, Polonia recurrió a la empresa E&K, propiedad de Andrzej Izdebski, quien estuvo involucrado en el comercio ilegal de armas, y cuya empresa estuvo incluida en la lista negra de Naciones Unidas.
E&K acordó suministrar 1.241 respiradores por unos 45 millones de euros y reclamó 34 millones por adelantado como garantía, pero incumplió las fechas de entrega de los equipos, estipulada para abril, y solo entregó 200 respiradores.
Aunque la empresa de Izdebski reembolsó al Gobierno polaco unos 14 millones de euros, se produjo un escándalo que precipitó la dimisión del entonces ministro de Sanidad, Lukasz Szumowski, y del viceministro.
El escándalo que desencadenó este caso fue seguido de acusaciones mutuas entre el Ministerio de Sanidad y la Agencia de Inteligencia, que declinó su responsabilidad en el asunto alegando que su informe sobre la empresa de armas siempre fue negativa.
Izdebski, quien asegura que en el pasado trabajó con los servicios secretos polacos durante el período comunista y admite haber participado en el contrabando de armas durante la Guerra de Yugoslavia en la década de 1990, afirma que no entregó los respiradores porque otros comerciantes más poderosos le superaron.
Agregó que, como resultado de la guerra de oferta y demanda que originó la escasez de equipos sanitarios al comienzo de la pandemia, aún tiene más de 400 de estos equipos almacenados en un aeropuerto y que está dispuesto a donarlos gratis.
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