Hablar de la presencia aplastante del Estado en el proceso interno que se acaba de producir en el Partido de la Liberación Dominicana para escoger a los nuevos miembros del Comité Central, es una exageración.
Nada de las cosas que tienen que ocurrir para que la maquinaria del Estado genere los recursos que pudieran financiar una acción política se produjeron.
No estoy negando que una persona que tenga unas funciones con personal bajo su mando, compita con ventajas frente a los que procuren objetivos similares sin capacidad para beneficiar a quienes les apoyen, pero todo el que aspira a recibir endoso de masa, tiene que contar con una base de apoyo.
Es un médico con un gran trabajo social, un abogado dedicado a favorecer a los justiciables sin recursos, un líder comunitario, deportista reconocido, artista popular, empresario filantrópico, un comunicador social influyente, empresario radiofónico o televisivo, líder de base de gran arraigo, es decir que además de tener las cualidades esenciales para el cargo que procura tiene que poseer una cualidad que le garantice una cantidad apreciables de votos.
En el caso de los funcionarios públicos el impacto social y económico de los cargos que desempeñan son factores de ventajas, pero si todos los que aspiran lo hacen basados en el apoyo de votos de la actividad que realizan, entonces no sólo los que tienen cargos públicos concurren a la competencia en condiciones privilegiadas.
Por lo general se entiende que los funcionarios del Gobierno pueden abrir las gavetas de las instituciones que dirigen y tomar los fondos que manejan para salirlos a repartir en busca de respaldo político, y pueden aparecer inescrupulosos que actúen de esa forma, pero con todos los mecanismos de supervisión y vigilancia hay que estar loco para proceder así, porque se convierte en reo del descrédito y la persecución judicial.
Los que se han atrevido a hablar de “vencimiento del Estado”, pretendiendo emular un pronunciamiento del pasado que si estuvo justificado, saben muy bien de los procedimientos mediantes los cuales se procuran recursos sin exponerse a persecuciones judiciales.
Hay que activar programas de construcciones de obras en toda la geografía nacional para otorgarlas de grado a grado, de modo que los contratistas favorecidos destinen determinados porcentajes para retornarlos a favor de una cuenta de campaña; o crear un programa de pagos de deudas viejas y contactar a los interesados y proponerles cobrar a cambio de un alto peaje; desatar el otorgamiento de permisos de importación de productos agropecuarios, permisos de combustibles y otras cosas similares, de lo contrario la capacidad de generar fondos con los mecanismos del Gobierno resulta muy limitada.
Todos saben que la administración de Danilo Medina ha sido muy respetuosa de la ley de compra y contrataciones del Estado, y el que se faja a ganar una licitación para una obra, no tiene el compromiso del que la recibe de grado a grado. Los contratistas más numerosos y activos son los que han ganado la gran cantidad de aulas sorteadas a nivel nacional, y esos ingenieros saben bien que la forma en que han alcanzado esas obras no les representa compromisos con nadie, y los permisos de importación se otorgan en subastas dirigidas por la Junta Agroempresarial Dominicana.
Es evidente que los vientos que soplaron a favor del danilismo originaron en otros factores, Danilo tiene una 85% de aprecio popular y un 91.2% en el PLD. Ese acorchado fue determinante.