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El Ganador!!!

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En comunicación, como en la política, hay cosas que se dicen (mensajes explícitos) y cosas que no se dicen (mensajes implícitos). Y a veces aquellas cosas que no se dicen resultan ser más importantes que las que se dicen.

El Lic. Francisco Javier García, actual Ministro de Turismo, ha iniciado su proyecto de terciarse la banda presidencial. Y simpatías a parte, nos luce un candidato con muchas posibilidades. No solamente porque está al frente de uno de los ministerios más dinámicos y que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB), con alrededor de un 6.10%; sino porque encarna la experiencia y la imagen del guía más exitoso de procesos electorales en el país, aspecto en el cual se encuentra invicto, con un average de 1000. ¡El hombre no ha pedido una!

Añádale a esto, su buena presencia, su amplia preparación, su probada capacidad para debatir temas políticos y de otra índole y lo más importante, de ser elegido candidato de su partido, contaría con el apoyo de la maquinaria más sólida dentro del espectro político actual del país.

Por estas y otras razones, es que nos han sorprendido unas vallas que promueven su candidatura, bajo el slogan: “La Esperanza del 2016”.  Dudamos que estas vallas se hayan colocado sin el consentimiento del propio Francisco Javier, y por eso nos sorprenden más. Sabemos que es un slogan para la campaña interna del PLD, y que busca venderles a los peledeístas que EL es la Esperanza de triunfo. Lamentablemente, las vallas no tienen un paréntesis que diga: (Mensaje sólo para los peledeístas o Léase sólo si usted es peledeísta) La verdad es que ese mensaje está llegando a todo el vivo.

Tres graves errores: Primero, toda Esperanza se vende contra una situación de Desesperanza. Es decir, si usted es la Esperanza es porque lo que hay o quienes le adversan son lo contrario, una Desesperanza. Pero resulta que lo que hay es su propio partido en el poder y sus compañeros adversándole. Segundo, uno de los mayores errores que puede cometer un político es ponerle fecha a su promesa o su proyecto. Si usted es La Esperanza del 16, qué pasaría si no es elegido en esa fecha u ocurre una eventualidad que no le permite salir airoso? Pues que su promesa se cae y su posicionamiento se viene abajo. Tercero, un buen slogan debe integrar una promesa real o operacional, por ejemplo, qué significa esa esperanza, en qué se traduce. No simplemente una frase graciosa o volada.

En publicidad y especialmente en publicidad política, lo correcto es activar en la mente de la gente una verdad incontrovertible. Algo frente a lo cual a la gente no le quede más remedio que asentir y aprobar. Una verdad concreta, mientras más obvia mejor. Por ejemplo, cual es el activo más conocido de Francisco Javier? Lo dijimos al principio, el está posicionado como el Jefe de Campañas políticas más ganador del país. Parece simple y demasiado obvio, pero sería de una fuerza increíble venderle así: Francisco Javier, El Ganador.

Esta promesa sin fecha, sin límite, basada en una verdad conocida, es al mismo tiempo una apuesta absoluta por el triunfo. Está declarando, no sólo lo que El ha sido, sino dando por hecho lo que va ocurrir, asegurándoles a sus seguidores eso que ocurrirá y sembrando en los electores un factor decisivo a la hora de elegir: la percepción de triunfo.

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