Los aspirantes a la presidencia de la Republica deben ser cuidadosos en su comportamiento tanto público como privado. A mi juicio, su hogar es un modelo, de cómo manejarán la nación; es la maqueta que exhibe el futuro gobernante; es la reproducción en tamaño reducido de su plan de gobierno; de sus prioridades, para que el pueblo aprecie de antemano el formato.
Por esos motivos, de los candidatos a presidente de la República, no solo sigo su comportamiento público, sino que estoy muy atenta a cualquier pincelada de su vida privada. La importancia que le dan a la familia, no solo es en teorías sino que se ve reflejada en la práctica, en sus actitudes y acciones.
Preocupan las maquetas donde las parejas andan por rumbos diferentes, coqueteando en otros escenarios; cuando uno es “perder, perder” y el otro “ganar, ganar”. Ese modelo aplicado al país sería catastrófico. Sus diferencias deberían dirimirlas en la alcoba, o como alguien teorizó “Déjense guiar por lo que les une: el amor a la patria y el afán de construir un país más justo para todos los dominicanos”.
Aunque beneficie al votante conocer de la doble moral del candidato, es humillante para los hijos y nada ejemplar para la sociedad. Hay casos donde parecería que lo único en común es la ambición de poder. Deberían actuar con elegancia, respeto, y turnarse. En las grandes naciones valoran el comportamiento de las parejas.
Me surge esta reflexión tras ver por TV la entrevista que le hicieron a Andrés Navarro, junto a su esposa e hijos. Sonreí, aliviada. Es una familia linda, que proyecta amor, unión, complicidad; una esposa que lo apoya y unos hijos, orgullosos de su padre.
Navarro es precandidato a la presidencia de la Republica por el PLD; ha sido Ministro de Relaciones Exteriores y Ministro de Educación, donde demostró ser honesto, eficiente, disciplinado, “se maneja por el librito”. De mirada serena, tiene clara visión de lo que se necesita para el desarrollo integral de la nación.
Luego de ver a Navarro y pensando en otros aspirantes, llegue a la conclusión de que la propuesta más creíble que puede presentar un candidato sobre lo que será su gobierno, es la maqueta de su familia, es su pequeño jardín; si floreció bien, el plan funciona. Una maqueta confiable se levanta sobre vigas fuertes de amor, respeto, comunicación fluida, manejo adecuado de los recursos, ¡fe en Dios!; es donde se forman los hijos, hombres y mujeres de bien, útiles a la sociedad; dándoles las mismas oportunidades, deberes y derechos; los mismos principios y valores y luego, ¡verlos libres! llevando con firmeza las riendas de sus vidas.
Afortunadamente, la mayoría de los candidatos exhibe esa maqueta, salvo algunas excepciones, donde actúan como si no existiera. Cuando el votante está indeciso, debe lanzar la mirada a la maqueta del candidato. Sus hijos ¿Qué aprendieron?
Indiscutiblemente, el hogar es la maqueta perfecta para conocer los planes reales del gobierno; para decidir si podemos darle un voto de confianza o no a su candidatura. Reflexionemos.