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19 Abril 2024

El Hombre y el Diablo

Ray-Ortega-NuevaUn cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hay una persona que trabaja en nosotros las 24 horas, sin descansar, cuando nosotros los seres humanos estamos durmiendo el está trabajando, no para nunca, esa persona es el diablo, o como tú quieras llamarle, Lucifer, el poder del mal, etc. San Pablo le llamaba el aguijón que constante mente le hacía hacer lo que él no quería, en vez de hacer las cosas que él quería.

Quiero contarles un cuento que leí en un libro que me regalaron y lleva por título el campesino y el diablo, después de leerlo, yo he titulado este escrito el hombre y el diablo, y dice así: Erase una vez un campesino astuto y pícaro, de cuyas mañas habría mucho que contar, sin embargo, la historia más bonita es aquélla de cómo en una ocasión le tomó el pelo al diablo.

Una vez, a la caída de la noche y cuando había terminado de labrar su campo se disponía a regresar a su casa, el campesino observó en medio de su terreno un montón de carbón ardiendo y, lleno de asombro, vio que sobre las brasas sentado un pequeño diablillo negro.

Se diría que estás sentado sobre un tesoro le dijo el campesino. Así es respondió el diablo; sobre un tesoro que contiene más oro y plata que has visto en tu vida. Pues el tesoro se halla en mi campo, y por lo tanto me pertenece dijo el campesino.

Será tuyo replicó el diablo si durante dos años me das la mitad de lo que produzca tu terreno. Dinero tengo de sobra, pero anhelo los frutos de la tierra.

El campesino estuvo de acuerdo con la propuesta. Sin embargo, para que no haya disputas sobre el reparto, estipulemos que a ti te pertenece todo lo que crezca por encima de la tierra y a mí, lo que crezca por debajo.

Tal cosa fue del agrado del diablo. Pero el astuto campesino sembró remolachas. Cuando vino el momento de la cosecha, apareció el diablo con la intención de recoger su parte, pero no halló otra cosa que las marchitas hojas amarillas, mientras el campesino, muy contento, desenterraba sus remolachas.

Por una vez has tenido la ventaja, le dijo el diablo, pero la próxima lo convenido ya no valdrá; a ti te pertenecerá lo que crezca por encima de la tierra y a mí lo que crezca por debajo. Me va igualmente bien, respondió el campesino.

Y cuando llegó la época de la siembra, ya no sembró remolachas, sino trigo. Al madurar los granos, fue al campo y segó los cargados tallos muy a ras de la tierra. Cuando llegó el diablo no encontró otra cosa que los rastrojos y, lleno de ira, se lanzó a un rocoso precipicio.

Mis queridos amigos, así es como hay que burlar al diablo en todo momento. Y el campesino, comenzó a recoger su tesoro.

Termino con el Evangelio de San Mateo, Capitulo 13, Versículo 44, que dice: “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo, un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo”

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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