Para un importante núcleo de la población, integrada por personas de distintos extractos sociales, constituye un verdadero dolor de cabeza pensar y ver la falta de honestidad de nuestros políticos que, en campañas, prometen muchas cosas , pero cuando llegan al poder, comienzan a sufrir de una inesperada amnesia, olvidándose de sus promesas.
Por esa y otras razones, muchos dominicanos han dejado de creer en los políticos, por lo que se abstienen de participar en procesos comiciales porque, según dicen, están cansados de ser usados como tontos útiles.
Los políticos criollos, con muy raras excepciones, en su mayoría se olvidan del concepto de honestidad,cuando desempeñan algún cargo público, y buscan lucrarse económicamente, aceptando sobornos y participando en sobrevaluaciones presupuestarias de obras , así como complicándose en otras bellaquerías ilícitas.
Al respecto, el ex presidente Joaquín Balaguer, un zorro en la política, recordamos que decía que para conocer a Nandito, sólo había que nombarlo en un carguito. ¡Cuántos Nanditos tenemos hoy que se lucran del erario de manera inescrupulosa!
Consideramos la honestidad como una hermosa virtud que, aunque ahora está aquí en crisis, adorna a muy pocos seres humanos y, más aún, en estos tiempos, en que prevalecen los antivalores, ya que a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno.
Hoy por hoy, las personas honestas que desempeñan un cargo y no se lucran, con los recursos puestos a su disposición, son consideradas mensas y tontas con p, entre otros calificativos denigrantes.
Para el que lo ignora, la honestidad u honradez es el valor de decir la verdad, ser decente, recatado, razonable, justo u honrado. Desde un punto de vista filosófico es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra.
Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros.
Como ejemplo de honestidad, cito lo ocurrido a Abraham Lincoln, famoso Presidente de los Estados Unidos, que mucho antes de llegar a ese cargo ya tenía renombre dentro de su comunidad por su honestidad. De joven trabajaba en una tienda de abarrotes y se cuenta que una noche, después de cerrar, mientras revisaba sus ventas se percató de que había dado el cambio incorrecto a una señora, la misma que vivía a unos cinco kilómetros.
Sin importar la hora, ni que el camino era de tierra fue hasta su casa a devolverle los aproximadamente seis centavos que le debía. Tal vez la señora nunca se hubiera percatado de esos centavos, pero él fue a devolvérselos. Y hay otras historias más que dan cuenta de cómo Lincoln se ganó el título de Honesto.
Su integridad fue reconocida por todos los habitantes de su comunidad. Cuando llegó a ser presidente luchó por abolir la esclavitud a lo largo de su país y finalmente fue asesinado por un hombre que no estaba de acuerdo con sus políticas y la libertad de los esclavos. Lincoln no esperó a ser Presidente para tomar decisiones importantes, desde su juventud su carácter lo hizo destacarse.
Dios está buscando personas comprometidas, con carácter, que sin importar si son seis centavos o miles de pesos o de dólares, sean capaces de hacer lo correcto y devolverlos a su dueño, que sin importar si la gente no está de acuerdo, hagan lo correcto y defiendan sus ideales, sus creencia, aún a costa de su propia vida.
Con personas honestas, nuestro país sería muy diferente a lo que es ahora, ya que todos sus habitantes disfrutarían de las riquezas que Dios nos ha dado, tales como frondosas áreas boscosas, caudalosos ríos, hermosas playas, para el turismo y el ecoturismo, minas de oro, plata, bauxita, ámbar, mármol y sal, entre otros.
Pero, lamentablemente, como dicen algunos, nuestro país, a pesar de sus valiosos recursos naturales, siempre ha sido mal administrado por gentes deshonestas, a todos los niveles y capaces de entregar nuestras riquezas para la explotación desmedida y descontrolada por empresas foráneas, que depredan nuestros bosques, acaban con los acuíferos y contaminan los ríos.
Sólo Dios permite y encomienda grandes cosas cuando uno en lo pequeño seas fiel, cuando en los detalles de tu vida cotidiana demuestres que tienes un corazón recto, cuando no necesites estar rodeado de mucha gente para hacer lo correcto. Al Señor le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y justo, que cuando le ofrecemos sacrificios. Proverbios 21:3.
Amigo político, no importa en que partido milites, Dios puede darte la fuerza que necesitas para hacer lo que es correcto, pídele que guíe tus pasos, que te de la capacidad para elegir bien y la fortaleza para permanecer firme, para que seas para tu pueblo un ejemplo de honestidad.