Un cordial saludo a todos mis queridos lectores, esperando se encuentre bien en unión de su querida familia.
Quien se reconoce hijo de Dios, no debe tener temor alguno a su vida. Dios me conoce muy bien y sabe lo que nos hace falta, Dios es Nuestro Padre. Debemos hacer como aquel niño, que en medio de la tempestad, seguía en su juego, mientras que los marineros temían por sus vidas; cuando desembarco le preguntaron, ¿Cómo pudo estar tranquilo en medio de aquel mar enfurecido, mientras ellos estaban espantados? Y él les respondió: ¿Temer, si el timón estaba en manos de mi padre?
Nosotros queremos que todo salga a nuestra voluntad. No nos damos cuenta que el timón de cada uno de la vida de nosotros esta manejada por Dios. Y El conoce bien el rumbo que nos conduce al puerto seguro. Cuando un hombre está viviendo según el plan de Dios, no tiene que preocuparse por su vida, ni por su casa, ni por cualquier cosa que le pertenece.
Lo único que debe preocupar al ser humano en esta vida es si está trabajando según el plan de Dios, si está haciendo la obra de Dios; si es así, todo el cuidado de las demás cosas está en las manos de Dios. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal.
Uno de esos días es ayer, con sus penas y dolores, con sus faltas y errores ha pasado para siempre. No puedo deshacer nada de lo que hice, todo la errado y triste que hay en mi vida está en manos del amor de Dios. No tengo nada que ver con el ayer. Fue mío, ahora es de Dios.
El único que me queda es el mañana, con todas sus adversidades, sus cargas, sus peligros. Los fracasos y sus adversidades están fuera del dominio mío, le pertenecen a Dios.
Lo que me queda a mi es un día de la semana, hoy. Cualquier persona puede pelear las batallas de hoy. Cualquier mujer puede llevar la carga de un solo día, pero cuántos de nosotros añadimos las cargas de ayer y del mañana, cargas que solo Dios puede sostener.
Estos días pertenecen a Dios, el ayer y el mañana, son de Dios, dejemos a Dios ser Dios y preocuparse por el mañana.
Los dejo con esta meditación para que reflexionen: “No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
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