El intenso calor de la luna, la nueva novela de Gioconda Belli invita a las mujeres a celebrar los diferentes ciclos de la vida. Es de interés para aquellos hombres curiosos por conocer cómo sienten las mujeres. Narra cómo la entrada a la madurez puede ser el comienzo de una revolución personal y del descubrimiento de nuevos placeres.
Su prosa fluye como un rio por los rincones del sentir de la mujer madura, de la mujer atravesada por la menstruación. El miedo se apodera de las féminas al dejar de menstruar. Sin menstruación, la mujer se convierten en un ser asexuado, invisible, casi inservible.
La autora nicaragüense se queja de que la menopausia se aborde como si se tratara de una enfermedad y recalca cómo la publicidad sobre la Gran Época de la Menopausia está llena de mujeres asexuadas.
“¿No será la menopausia una gran mentira?, simplemente otra forma de acobardar a las mujeres, de negarles el placer en la vida adulta acumulando miedos y quimeras sobre el fin de la fertilidad, como si la sexualidad sin reproducción no tuviese sentido”, afirma la autora.
El intenso calor de la luna invita a vivir. En cada inspiración se manifiesta la vida. No celebrarla es una ofensa al universo.
Animada por la prosa de Gioconda Belli, comparto algunas corrientes tumultuosas que el cuerpo de las mujeres desagua en un teclado, por el privilegio de poder existir.
En el vagón del tren los rayos de sol penetran su piel, su pecho. A través de ese circuito divino su vulva y su vagina se sienten poseídas, vibran. El flujo sanguíneo aumenta, el corazón late con fuerza. Los pulmones respiran forzados, intentan atrapar el poco oxígeno de las montañas. Prefiere imaginar que nadie lo nota, pero deambulo por otros mundos.
Sus labios y su piel inventan otros labios, a pesar del frio siente el calor de la vida. Se regocija, respira y le es infiel con el sol.
La orina caliente cuando cae en su túnel, al rozar su introito despierta sus instintos de hembra indomable. Todas las sensaciones la remontan al pasado.
Después de aliviar la vejiga, seca su cuerpo. El jabón liquido que está a la derecha se ofrece como lubricante, imagina acariciando su sexo y se transmuta. De repente, el temor se apodera de ella, la imaginación del aeromozo puede ser fructífera. La autosatisfacción atrae desde, un espacio privado a pesar de ser público. Retorno a su asiento. Sus pensamientos se pierden inventado el olor del compañero, su aroma a hombre, a testosterona…