SANTO DOMINGO.- Las redes sociales representan un cambio en el curso de la historia de la humanidad, especialmente por su impacto en la democratización de la información, la participación, el acceso y la visibilidad de la gente común ante los poderes.
El mayor aporte de estos medios ha sido proveer voz a aquellos que no la tenían o que históricamente estaban bloqueados por las instancias factuales que dominan la sociedad.
Otro gran hito de las redes sociales ha sido convertir el proceso de comunicación en algo más horizontal entre gobernantes y gobernados, colaboradores, empleadores, así como distintas instancias jerárquicas y subalternos.
Uno pudiera decir que se trata de espacios ideales, inclusivos, con niveles de interacción directas nunca antes vistos.
Vistas de esa manera, las redes sociales quizás debieron estar apuntalando la calidad humana, promoviendo derechos, valores, haciéndonos más cercanos, solidarios y pacíficos.
Creo que esas expresiones pueden hallarse, pero como elementos escasos en las redes sociales, pues lo que más abundan son las manifestaciones patológicas de gente maleada, las frustraciones, los complejos, los mundos paralelos, la mitomanía, la mentira, el chantaje y los más bajos instintos.
En fin, las redes sociales son en muchos casos el receptáculo de mucha gente sola, en un profundo abandono, en una gran orfandad, en negación, pero estar fuera de ellas es como no existir.
Propósito, cordura, equilibrio, higiene mental, inteligencia emocional, tacto, son recursos para sacarles el mejor capital.
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