La verdad sea dicha.
En República Dominicana y otros países bajo control de EEUU y de las burguesías dependientes, abundan en los medios de comunicación y en los forjadores de opinión pública -salvo rarísimas excepciones- la autocensura forzada o pagada, la censura directa e indirecta del gran capital y el temor a las represalias sistémicas.
Tales recursos e imposiciones se emplean para santificar, ocultar y manipular los hechos, opiniones e informaciones que revelan el rostro criminal, mentiroso y avasallante de la dominación de esa súper potencia y demás componentes del sistema imperialista occidental que ella tutela.
Es evidente la subordinación a la línea matriz de opinión mentirosa que brota del “Estado Profundo” estadounidense (Complejo Militar-Industrial-Financiero, Grandes Corporaciones y equipo de Tanques Pensantes), a través de las agencias y los portavoces del sistema imperialista occidental.
A esa línea matriz se subordinan casi todos los medios nacionales, productores de programas, comunicadoras/as, elites intelectuales, ONG, Fundaciones, iglesias, academias y dirigentes de partidos…
Prolifera la evasión de temas relacionados con el quehacer criminal de los Busch, OBAMA, Clinton, Biden, Kamala Harris, Blinker…a lo sumo algunos de ellos critican parcialmente las aberraciones de Trump y lo dan por loco.
RT, Telesur, Prensa Latina, las agencias chinas, son significativamente excluidas como fuente informativa y de opinión.
La comunicación es a base de patrones y recetas globales emanadas del enorme poder mediático estadounidense.
EEUU y las agencias europeas-occidentales imponen los patrones de estigmatización, satanización y silencios de todo lo que es contrario a su proceder y de todo lo alternativo, personas, gobiernos y procesos incluidos.
Prima la post verdad: mentiras convertidas en verdades, medias verdades y escasas verdades.
El mundo real mutilado o al revés.
La alienación en gran escala.
Es lo que acontece respecto a la política imperialista tanto fuera de nuestras fronteras como en el interior de nuestro país.
En el caso venezolano la mentira, la tapadera y la tergiversación imperial han roto todos los récords logrados en la era de la post verdad y la dictadura mediática hemisférica; realidad determinada por el valor inmenso de su naturaleza y la voracidad imperialista.
La matriz de opinión absolutamente predominante sobre el caso venezolano, tanto a nivel local como en gran medida global, es de factura gringa, colonialista, altamente mentirosa.
El sistema de medios, la maquinaria ideológica dominante y quienes se nutren de ella y acepta por temor la censura o asumen dócilmente la autocensura, ocultan el largo ejercicio de guerra de cuarta generación y sus impactos destructivos en Venezuela
Satanizan a Maduro, a otros dirigentes y al proceso como dictadura o tiranía, con su dictador y su tirano; mientras santifican o callan las fechorías propias y las de sus aliados.
Encubren las viejas y nuevas modalidades de terrorismo, el carácter fascista de las fuerzas que hegemoniza la oposición electoral y los planes desestabilizadores en Venezuela.
No dicen nada del prontuario criminal del candidato presidencial y de Corina Machado.
Asumen como verdad todo lo que emana de la oposición fascistoide y de sus padrinos gringos.
Ni se inmutan cuando autoridades estadounidenses optan por fungir de autoridades electorales, dictan sentencias, amenazan e intervienen en el proceso venezolano y en otros que no son de su agrado.
Abundan medios, productores de programas y comunicadores, políticos del sistema, iglesias y partidos, sociólogos y politólogos que hacen de voceros de los enemigos de la soberanía de Venezuela y de Nuestra América.
A ese fango pro imperialista le está haciendo el juego hasta comunicadores y medios que se precian de progresistas, los cuales ceden ante los poderosos dueños de los grandes medios y anunciantes de los medios donde actúan.
Pero igual acontece todo lo que pasa aquí en materia de negación de soberanía a cargo de EEUU y de lo que acontece en la sociedad estadounidense.
El sistema de información y comunicación y los hacedores de opinión exaltan la supuesta democracia estadounidense, esconden su podredumbre y deformaciones, y no dicen nada sobre la manera como EEUU aplasta nuestra soberanía mediante el despliegue de todos sus instrumentos: USAID-CIA, DEA, FBI, Comando Sur, FMI, BM, BID…
Asumen como buena y valida la intervención de la frontera dominico- haitiana por el Comando Sur y la inteligencia israelí, la entrega del Puerto de Manzanillo, la concesión de las tierras raras al ejército estadounidense, los acuerdo FFAA con el Comando Sur, la participación en el Grupo de Lima, y el respaldo tanto a Guaidó, Leopoldo López, Edmundo González y Corina Machado, todos promotores del neofascismo y autores de no pocos delitos mayores.
Los fracasos de Abinader con Guaidó y con Edmundo-Corina les resbalan…no dicen ni JI después de las derrotas.
Las mineras depredadoras disfrutan de una enorme complacencia mediática.
De lo de Haití ni hablar…están de bruces en favor de la intervención y se prestan a reemplazar la crítica a la dura colonización a cargo de EEUU por una supuesta amenaza haitiana.
Abunda la falta de valor
La soberanía frente a EEUU está fuera de su agenda.
El neoliberalismo endurecido también.
Carecen de la más mínima dignidad nacional ante la brutal negación por el decadente y agresivo Coloso del Norte del derecho a la autodeterminación de los pueblos: principal derecho colectivo de toda sociedad.