De tiempo en tiempo se conocen nuevos detalles que le dan mayor descrédito al ya de por sí odioso, injustificado e irritante privilegio que disfrutan los senadores con el uso de los fondos del llamado barrilito.
Por ser una palabra en diminutivo, cualquiera pensaría que se trata de algo irrisorio, pero en realidad es un gasto de alrededor de 300 millones anuales, de los cuales los congresistas hacen un uso, en muchos casos discrecional y apartado de su pretendido carácter de asistencia social.
Una investigación realizada por el equipo de El Informe reveló que los reportes financieros mensuales del criticado Fondo de Compensación Social de los senadores, incluyen facturas y cheques por compra de mariscos y sarcófagos, así como buenos vinos, obras de arte, y hasta el pago de fianzas, en contradicción con la razón de ayuda social que dio el origen a dicho fondo. Y lo pero es que algunas de las ayudas no están llegando a su destino final.
Durante semana y media, hurgamos en los reportes que los congresistas remiten al Senado como sustentación del fondo que reciben generosamente del Estado y que, para muchos, gastan de manera caprichosa, antojadiza y con poco rigor.
En su pesquisa El Informe también encontró cheques de hasta 100 mil, 80 mil pesos y 40 mil, que nunca llegaron a su destinatario, mientras los solicitantes aguardan por las ayudas, entre ellas una profesora de Monte Plata que padece de cáncer.
Ya es hora de que la ciudadanía y la opinión pública en general reaccionen frente a este irritante caso y que exijan la eliminación del barrilito para que ese millonario fondo sea usado para el bien público y no para un .05 por ciento de la población, según las estimaciones que realizamos tras sumergirnos en estos reportes financieros que a todas lucen cuentan con lagunas en el tema de la transparencia.