SANTO DOMINGO.- Tras presentarles las dos caras de la basura, modelos totalmente opuestos, en sectores de escasos recursos, ambos con dificultades de espacio, pero con programas de recolección de desechos que funcionan y no funcionan y finalmente terminan en el Río, quisimos regresar a las orillas del Ozama, donde encontramos tres vertederos a menos de 300 metros de distancia.
Esta vez lo hicimos acompañados de las autoridades, para que pudieran palpar lo que se vive en estos barrios marginados cuando no hay un sistema eficiente de recolección que los motive a no lanzar sus desperdicios al agua, convirtiéndola en un gran zafacón.