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El pacto anticrimen de la Policía Nacional con el FBI

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Acordaban la Policía y el FBI, un plan de lucha contra el crimen, auspiciado por el Gobierno de los Estado Unidos. Era un convenio de cooperación inter institucional que tenía como valores democráticos: La independencia, la soberanía, la integridad territorial y el beneficio mutuo.

Creaba este Pacto la Unidad Contra el Crimen Transnacional, integrada por miembros de la policía entrenados por el Buró Federal de Investigaciones, FBI. Como programa de cooperación lo consideramos aceptable, si consideramos la realidad de la violencia, la delincuencia y la criminalidad organizada en el País. Pues desde esta impostergable demanda, todas las ayudas son bienvenidas y necesarias.

Estamos frente a otra anécdota burocrática más, pues está entelequia policial servirá para justificar gastos, y crear cargos y rangos que, lastran la categoría y las jerarquías institucionales de la propia policía.

Contrastemos esta nueva entidad con la ontogenia policial presente y real. Pensemos en una policía desbordada por la violencia, la delincuencia y la criminalidad, tanto por la organizada y la institucional, como por la social. Evaluemos la oferta de seguridad interna inter institucional de la policía, con el propio Sistema Penal y la propuesta de Seguridad Pública o Social.

Esperamos que las autoridades dominicanas entiendan, que la inteligencia delictiva y la inteligencia criminal, están fuera de los cuarteles policiales. Que los conocimientos están fuera del cerebro pues, por igual, en los cuarteles solo están los significados de la violencia, de la criminalidad y la delincuencia. Toda lucha contra la delincuencia y el crimen debe estar sustentada en esta realidad.

Serán la inteligencia delictiva y la inteligencia criminal aprendidas en la sociedad, las responsables de construir ese capital policial básico, con el cual la institución pueda acercarse, con Ontogenia Policial, a la sociedad y a los ciudadanos. Carece de Ontogenia y de una inteligencia social básica, una policía que es incapaz de crear capital social. Una institución que, cada día, exhibe la fama trágica de sus agentes por muertes de ciudadanos, en intercambiar de disparos, muertes en acciones penales o por muertes pasionales, como por ejemplo, el cabo pandillero, en Samaná, quien se cargó la vida de tres mujeres, en un hecho pasional.

Formar policías con buen carácter institucional es posible, a partir de la educación formal, no formal e informal. De esa educación que es: instrucción, entrenamiento, virtud y construcción de la personalidad. Aprende el policía fuera del cuartel, lo formal y lo informal en la sociedad. Es ahí, en la sociedad, atreves de la cultura, de la experiencia y de los hábitos que el policía aprende a moderar o a regular sus emociones. Nunca lo aprenderá en un entrenamiento del FBI.

Creemos que es un punto de partida necesario este Acuerdo, pero insuficiente. Pues lo transnacional queda en el limbo, si la policía sigue de espaldas al Sistema Penal, en competencia con las fueras de seguridad del Estado por la supervivencia. Carece esta institución de mecanismos y de medios inteligentes para controlar sus agentes y sus direcciones o departamentos. Por lo cual, esperamos que el Estado provea de los recursos tecnológicos, económicos, técnicos, democráticos y sociales a fin de poder superar sus atrasos políticos.

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