Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
No es solo el tiempo que uno le da a sus hijos, sino más vale la calidad de tiempo que uno le da.
El tiempo pasa volando, pero la calidad de tiempo no. Yo conocí a un padre que no podía darle el tiempo entre semana, pero el Sábado se iba al juego de pelota junto a su hijo, y él lo disfrutaba mas eso, que si estuviera toda la semana con él, y eso que nada más iba por tres horas al juego de pelota de su hijo.
En una junta de madres y padres de una escuela, hablaba sobre el apoyo que los padres debían darle a sus hijos. También les pedía a los padres que se hicieran presentes lo que más pudieran en esa reunión de madres y padres.
La profesora se quedó sorprendida cuando un padre con la mano extendida le pidió la palabra, se levantó y explico en forma muy humilde: Yo no tengo tiempo para estar con mi hijo, cuando me voy a trabajar es muy temprano y él está dormido. Cuando regreso es muy tarde y ya se ha acostado también, él trabajaba muy duro para mantener su familia y su hogar.
Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba. Pero que él iba todas las noches lo besaba en la frente y le hacía un nudo con la punta de la sabana que él se tapaba, así el sabia cuando se despertaba en la mañana que su padre había estado allí y le había dado un beso. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.
Pero la profesora más feliz se puso, fue cuando constato que el hijo que ese padre hablaba era el más estudioso y más aplicado de su clase, y era el mejor alumno de la escuela.
Este hecho nos hace pensar sobre las muchas formas en la que los padres se pueden hacer presentes y comunicarse con sus hijos. Aquel papa encontró la forma de comunicarse, lo más importante era que el hijo percibiera que él había estado allí. Algunas veces nos preocupamos tanto en decir las cosas, que nos olvidamos de lo principal que es la comunicación.
La gente no entiende el significado de algunas palabras, pero saben registrar un hecho de amor, aunque sea solamente un nudo en la punta de la sabana.
Termino con esta lectura del Libro del Eclesiástico, Capítulo 3, Versículo 12, que dice: “Hijo, cuida a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva”
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.