Existen hombres que conciben hijos y no se ocupan de ellos, y si se divorcian, es que como si lo hicieran también con sus niños. Y abusivamente dejan de atender a su ex compañera y a su prole.
Lamentablemente, este país está lleno de individuos, que aunque estén viviendo en una casa con su mujer y sus hijos, no dejan de ser padres irresponsables. No dudamos que ahora esa sea una práctica que nuestra sociedad lo toma como algo normal.
Pero, dentro de las características más notables de un padre irresponsable tenemos las siguientes: No cumple con las obligaciones del hogar como llevar el alimento, pagar los servicios públicos, dar estabilidad emocional a su esposa e hijos, no dedicar tiempo a su familia, trabajar en exceso o dedicarse al “ocio” permanentemente, dedicar su vida a vicios e ignorar a los demás, gastar más de lo que se tiene y pasar largas noches pegado a la TV, mientras su esposa se dedica a las tareas del hogar.
Pero de todas estas características, la que ocupa el número uno del “ranking” es dejar las cosas para mañana. El posponer siempre las cosas hacen que seamos irresponsables con nosotros mismos y con nuestro hogar.
“A partir de mañana le ayudo a mi esposa en la casa”; “a partir de mañana busco más a Dios”; “a partir de mañana busco trabajo”; “a partir de mañana uso menos la tarjeta de crédito”, “a partir de mañana dejo de comprar “x” y llevo comida a la casa”… “a partir de mañana seré un hombre nuevo… un esposo ejemplar”.
La irresponsabilidad paternal no cabe dentro de las cualidades que un padre tiene que tener en su vida. La irresponsabilidad lo único que trae es dolor y problemas porque es pecado.
¿Y por qué es pecado?, porque si sabemos que es incorrecto el ser irresponsable y no hacemos nada para quitar eso de nuestra vida, entonces pecamos. Por eso la paternidad irresponsable, no tiene que ver nada con Dios.
“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Santiago 1:5.