El papa deja Ecuador con bendiciones y mensajes de compromiso social

Papa Francisco

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QUITO, Ecuador.- El papa Francisco finalizó este miércoles su estancia de cuatro días en Ecuador y dejó el país, rumbo a Bolivia, con bendiciones y mensajes de compromiso social, al instar a los religiosos a no olvidar nunca que su misión es servir al pueblo.

«Cuiden la salud, pero sobre todo no caigan en otra enfermedad que es peligrosa y que es el alzheimer espiritual, (…) el perder la memoria», dijo Francisco en un encuentro con religiosos en el santuario de la Virgen del Quinche, unos treinta kilómetros al este de Quito.

También les recomendó que no olviden de dónde «salieron y no renieguen de sus raíces» y les exhortó a recordar siempre que su misión es el servicio.

El papa Francisco finalizó en El Quinche su viaje por Ecuador, con una agenda de cuatro días que incluyó la celebración de dos misas multitudinarias, visitas a templos, reuniones con altas autoridades y encuentros con la comunidad religiosa, con estudiantes y con la sociedad civil, entre otras actividades.

Durante estos cuatro días en Quito y en la ciudad costera de Guayaquil, el sumo pontífice exhortó a defender a las minorías vulnerables, abogó por las ayudas sociales a la familia y por la unidad, la integración y la defensa de la naturaleza en toda la región.

El papa, quien repartió muchas bendiciones a los fieles ecuatorianos y, en especial a ancianos, niños y personas vulnerables, mostró también su gran sencillez al reconocer que todos son pecadores, incluido él mismo, según contó hoy el presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador (CEE) Fausto Trávez.

El también arzobispo de Quito coincidió con su homólogo de Guayaquil, Antonio Arregui, en resaltar la profundidad del amor que los ecuatorianos mostraron hacia el papa, exhibiendo ante el pontífice la hondura de su fe, según el segundo.

En conferencia de prensa tras la partida del pontífice, Trávez aseguró que el papa en ningún momento se refirió a las tensiones políticas que ha experimentado Ecuador en las semanas precedentes a su visita a ese país andino.

«No quiso opinar absolutamente nada», dijo.

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, al respecto, destacó que Francisco pronunció durante su estancia en el país «palabras de unidad, de paz y de diálogo que son válidas para todos».

Ese es, en opinión del ministro, «un importante mensaje que debemos aprovechar» de la estancia del pontífice en Ecuador.

El país vivió durante el mes que precedió a la visita papal manifestaciones, a veces con incidentes violentos, para protestar por unas medidas legislativas impulsadas por el presidente, Rafael Correa, aunque luego suspendidas temporalmente, para elevar los impuestos que gravan las herencias y la plusvalía.

El papa dejó ver en Ecuador también su sentido del humor al asegurar a los fieles reunidos en uno de los actos que no les iba «a cobrar nada» por impartirles la bendición, y también hoy bromeó al decir a los religiosos con los que se reunió que deben servir a la sociedad y no pueden «quedarse en casa viendo una telenovela en la televisión».

Jorge Bergoglio, quien no dudó en abrazar y besar a niños y a ancianos en varias ocasiones, protagonizó momentos emotivos ayer, cuando hizo detener el papamóvil en Quito para dar la bendición a una anciana de cien años y hoy, al recibir en la nunciatura, su alojamiento en Quito, a tres niños vestidos con ropas que simulaban el uniforme de la Guardia Suiza y bendijo sus caramelos.

Tras cuatro días de intensa actividad el papa Francisco finalizó su estancia en Ecuador dejando tras de si la huella de su personalidad y el recuerdo de las encendidas emociones que desató a su paso, tal como treinta años atrás lo hiciera otro papa: Juan Pablo II, hoy elevado a los altares.