Roma.- El papa Francisco tiene esperanzas de que se consiga acabar con la guerra en la Ucrania y asegura que el Vaticano está disponible para hacer todo lo posible para mediar porque «la paz es posible», en una entrevista publicada hoy en el diario «La Stampa«.
«Sí, tengo esperanza. No nos rindamos, la paz es posible. Sin embargo, todos deben comprometerse a desmilitarizar los corazones, comenzando por el propio, para luego desactivar y desarmar la violencia. Todos debemos ser pacifistas. Querer la paz, no solo una tregua que tal vez solo sirva para rearmarse. La paz verdadera, que es fruto del diálogo», respondió Francisco a la pregunta sobre si pensaba en el fin del conflicto.
El pontífice también reiteró que «la Santa Sede está dispuesta a hacer todo lo posible para mediar y poner fin al conflicto en Ucrania”.
«Estamos constantemente atentos a la evolución de la situación (…) La Secretaría de Estado trabaja y trabaja bien, todos los días, y está evaluando cualquier hipótesis y dando valor a cada apertura que pueda conducir a un alto el fuego real, y negociaciones reales. Mientras tanto, estamos comprometidos con el apoyo humanitario al pueblo de Ucrania», expresó.
El papa volvió a condenar la guerra y aseguró que «es el ansia de poder y el comercio de armas» los que están detrás de todas estas tragedias: «Cuando los imperios se debilitan, buscan hacer la guerra para sentirse fuertes y también para vender sus armas. ¡Tres guerras mundiales en un siglo! ¡Y no aprendemos!».
Sobre el peligro de los nacionalismos y populismos en Europa del que él siempre ha advertido, Francisco confirmó que «hay que estar siempre atentos a todos los ‘ismos’, porque siembran, con hipocresía, maldad social y política».
A la pregunta de si es feliz siendo papa, Francisco aseguró: «gracias a mi vocación siempre he sido feliz en los lugares donde el Señor me ha puesto y enviado. Pero no porque ‘gané algo’, no gané nada… esto es un servicio, y la Iglesia me lo pidió. No pensé en ser elegido, sino que el Señor lo quiso. Así que adelante. Y hago lo que puedo, todos los días, tratando de no parar nunca».
Y, citando un poema que el alemán Friedrich Hölderlin escribió para su abuela, expresó que «la vejez es pacífica y religiosa».
«Esto es lo que percibo a mi edad: tranquilidad, mucha paz, alegría genuina. Y religiosidad. La vejez se siente tranquila y religiosa», añadió.