El peligro nos acecha

La expansión del islamismo radical y las advertencias históricas del Ayatola Jomeini representan una amenaza latente para la estabilidad de la República Dominicana y su aliado histórico, Israel.¿Cómo las ambiciones del Ayatola Jomeini pueden afectar a la República Dominicana y la importancia de apoyar a Israel?

Las palabras del Ayatola Ruhollah Jomeini, líder de la Revolución Islámica de Irán, siguen resonando en todo el mundo con una carga política y religiosa que no ha perdido fuerza. Jomeini dejó claro que su objetivo no es solo la creación de un estado islámico en Irán, sino en todo el mundo. Su visión expansionista y radical plantea una amenaza no solo para las potencias mundiales, sino también para naciones más pequeñas, como la República Dominicana. En este contexto, es fundamental subrayar la importancia del apoyo a Israel, un aliado histórico de nuestro país, ya que compartimos no solo la fe, sino también los valores democráticos. Si Israel cae, la República Dominicana podría estar en riesgo.
Las palabras del Ayatola Jomeini:

«Y hasta que ese grito de ‘NO HAY MÁS DIOS QUE ALLAH’ resuene en TODO el mundo, seguirá habiendo lucha.»

Con esta declaración históricas, Jomeini deja claro que la lucha es de carácter global. La República Dominicana, al igual que Israel, comparte los valores de la libertad religiosa y la democracia, ambos en peligro ante una expansión de esta visión radical.

«Establecer el estado Islámico en todo el mundo, pertenece a los grandes objetivos de la revolución Iraní…»

Esta afirmación refuerza el deseo de Jomeini de imponer un estado islámico universal, un proyecto que va en contra de los valores que sustentan tanto a Israel como a la República Dominicana. Este tipo de ideología no solo representa una amenaza para Israel, sino que también puede afectar directamente a naciones como la nuestra, que valoran la democracia y la libertad.

Contexto global y la amenaza para la República Dominicana:

Irán ha demostrado ser hábil en la expansión de su influencia en diferentes partes del mundo, incluyendo América Latina, donde ha establecido vínculos políticos y económicos con países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua. A medida que esta influencia crece, la República Dominicana debe estar alerta, ya que cualquier expansión ideológica o geopolítica en la región podría desestabilizar la frágil paz y democracia de la que gozamos.

Sin embargo, más allá del riesgo regional, existe una conexión más profunda entre la República Dominicana e Israel que debe ser reforzada, especialmente en tiempos de tensión global. Israel ha sido, y sigue siendo, un faro de democracia en una región caracterizada por la inestabilidad. Nuestra historia de apoyo mutuo y valores compartidos, tanto en términos de fe como de política, hace que el destino de Israel y la República Dominicana estén entrelazados.

La importancia de apoyar a Israel:

Israel no solo es un aliado estratégico para la República Dominicana, sino que también es un bastión en la defensa de los valores democráticos y de libertad religiosa en un mundo donde esos ideales están bajo constante ataque. La relación entre nuestros países está cimentada en la fe judeocristiana, el apoyo de la República Dominicana viene de ser único país que acogió a judios en la segunda guerra mundial, un lazo que va más allá de lo político y que, en un contexto global donde las amenazas radicales crecen, se vuelve aún más esencial.

Si cae Israel, caerá la República Dominicana. Esta afirmación no es exagerada, sino un recordatorio de que la caída de Israel significaría el debilitamiento de uno de los pilares de la defensa de la democracia en el mundo. La República Dominicana comparte con Israel una fe enraizada en valores comunes, y si permitimos que fuerzas radicales como las impulsadas por Irán se apoderen de la región o del mundo, nuestra democracia también estará en riesgo.

Consecuencias para la República Dominicana:

La caída de Israel tendría un efecto dominó en todo el mundo, afectando no solo a las grandes potencias, sino también a países más pequeños como la República Dominicana. El mensaje de Jomeini deja claro que esta lucha continuará hasta que su visión del mundo se imponga. Para la República Dominicana, la defensa de Israel es, en muchos sentidos, la defensa de su propia estabilidad y futuro.

1. Vínculos democráticos y de fe:

La relación entre la República Dominicana e Israel no se basa solo en lo político, sino en una profunda conexión espiritual, histórica y de valores democráticos. Ambos países han logrado construir democracias vibrantes en medio de desafíos regionales y globales, y proteger a Israel es proteger nuestros ideales. Independiente que no comparta la forma y métodos de Benjamín Netanyahu en la guerra en Gaza y cómo afecta a niños y mujeres.

2. Seguridad nacional y alianzas estratégicas:

Israel es un aliado estratégico en la lucha contra el extremismo. Su capacidad para enfrentarse a amenazas regionales y globales puede ser una fuente de apoyo e inspiración para la República Dominicana en caso de que las tensiones globales crezcan y se extiendan hacia América Latina.

3. Democracia y estabilidad global:

El fortalecimiento de la democracia en Israel es vital para la estabilidad global. La República Dominicana, como un país que depende de la estabilidad y la paz para mantener su economía (especialmente a través del turismo), debe estar comprometida con la defensa de Israel. Si Irán y sus aliados logran desestabilizar a Israel, la ola de caos que seguirá afectará inevitablemente a otras democracias alrededor del mundo, incluida la nuestra.

Las palabras del Ayatola Jomeini subrayan una amenaza que no solo está dirigida a Israel, sino también a todos aquellos países que, como la República Dominicana, valoran la libertad religiosa, la democracia y la paz. El destino de Israel está profundamente ligado al nuestro. Apoyar a Israel es una necesidad estratégica y moral. Si Israel cae, caerá la República Dominicana, ya que ambos países comparten valores que son incompatibles con la visión radical y expansionista de Irán. La defensa de Israel es, en última instancia, la defensa de nuestra propia soberanía y de nuestros ideales democráticos. En un mundo cada vez más inestable, fortalecer los lazos con Israel y apoyar su causa es crucial para la supervivencia de nuestras democracias.

En estos tiempos de creciente tensión y radicalismo, es más importante que nunca recordar los momentos en los que Israel e Irán mantuvieron relaciones basadas en el respeto y la cooperación. Es vital que ambos países consideren la posibilidad de dejar atrás el conflicto y el extremismo religioso, optando en su lugar por el diálogo y el respeto mutuo. Solo mediante la paz y la reconciliación podremos evitar un futuro de destrucción que afecte no solo a sus naciones, sino a toda la humanidad. El radicalismo, en cualquiera de sus formas, es una amenaza para la estabilidad global, y por ello, Israel e Irán deben buscar un camino común que fomente la cooperación y la convivencia pacífica.