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El plagio en medio de una tragedia

Enfoque

La copia del artículo “La herida invisible del Jet Set” reabre un debate incómodo sobre ética profesional, oportunismo académico y el frágil estado de la salud mental en la República Dominicana.

Pavel De Camps Vargas
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Redacción.- En medio del luto colectivo provocado por la tragedia del Jet Set —que ha dejado a la sociedad dominicana en un estado de shock emocional y duelo profundo—, ha surgido un hecho que va más allá de la indignación ética: el plagio casi íntegro del artículo titulado “La herida invisible del Jet Set”, miércoles 09 abril, 2025 – 11:09 AM, originalmente escrito por la Dra. De Camps Vargas, ha sido publicado bajo el título “Tragedia en Jet Set podría generar estrés postraumático”.

Las similitudes no son casuales ni circunstanciales. Párrafos completos han sido copiados sin citar fuente alguna, han sido calcadas palabra por palabra, y hasta la sensibilidad del enfoque —la dimensión humana del trauma colectivo— ha sido replicada como si la tragedia fuera una excusa para buscar visibilidad mediática a costa del dolor ajeno. Esto no es un homenaje ni una coincidencia editorial: es un acto de apropiación intelectual en su forma más burda y preocupante.

Personas preocupadas en escombros, carteles de advertencia visibles.
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¿Dónde queda la ética profesional cuando hay micrófonos encendidos y redes expectantes?

No es la primera vez que ocurre un plagio en el país, yo he vivido esa amarga experiencia cuando he enviado artículos a medios y otro se lo apropia como suyo, pero hacerlo en el contexto de una crisis nacional, con familias aún llorando a sus muertos y un país enlutado, revela una profunda desconexión con la empatía social. ¿En qué momento el ejercicio profesional —ya sea en medicina, psicología, psiquiatría o periodismo— perdió la brújula ética? ¿Es que vale más el protagonismo personal que la verdad o la justicia autoral?

Esto debería preocupar especialmente a la clase psiquiátrica dominicana. ¿Puede alguien que plagia sin escrúpulo un análisis clínico sobre trauma colectivo considerarse un referente en salud mental? ¿Qué mensaje se está enviando a los pacientes que sí están atravesando episodios de angustia real, cuando los que se proclaman como guías o expertos recurren al robo intelectual para capitalizar el momento?

La salud mental, una herida que no admite oportunismos

La salud mental es un tema delicado, que debe abordarse con responsabilidad científica, empatía y profundo respeto al dolor ajeno. Usar una tragedia nacional como trampolín para posicionarse en los medios mediante el plagio no solo hiere a la autora original, sino también banaliza el sufrimiento colectivo. Y más grave aún, puede distorsionar la información que necesita ser comunicada con precisión y autenticidad para evitar consecuencias irreparables.

La salud mental de la nación está en juego. Y en una sociedad donde el acceso a atención psicológica ya es limitado, donde el estigma aún silencia a miles, y donde las tragedias no paran de acumularse, lo último que necesitamos es convertir el trauma en una plataforma de autopromoción sin ética.

¿Quién fiscaliza la propiedad intelectual en los medios dominicanos?

Este caso, aunque indignante, no debería quedar en la anécdota. ¿Dónde están los mecanismos que protegen los derechos de autor en los medios dominicanos? ¿Cuáles son las consecuencias institucionales para quienes se apropian indebidamente del trabajo intelectual ajeno, sobre todo en espacios tan sensibles como la salud pública?

Si no hay sanción, si no hay condena social ni profesional, el mensaje es claro: plagiar en República Dominicana sale barato… incluso en medio de una tragedia.

¿Hacia dónde vamos como sociedad?

Este acto de plagio no es solo una falta académica, sino un insulto al buen periodismo dominicano. Es una herida moral que se suma a una ya sangrante tragedia nacional. Es un espejo incómodo que revela cómo, incluso en los momentos de mayor fragilidad, algunos optan por la ventaja personal en lugar del servicio común.

¿Podemos construir una sociedad sana emocionalmente si normalizamos la apropiación intelectual como estrategia de posicionamiento?
¿Estamos creando un ecosistema mediático donde el ruido vale más que la verdad?
¿Dónde están las voces de los gremios médicos, académicos y periodísticos ante esta vergonzosa conducta?

La salud mental colectiva no se protege con likes ni titulares. Se defiende con ética, verdad y respeto. Y en eso, aún estamos muy lejos del ideal.

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