Washington.- Después de su débil actuación en el debate de la semana pasada, la campaña del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha apostado por una doble estrategia para salir de la crisis: aparentar normalidad y poner el foco en la amenaza que el exmandatario Donald Trump supone para la democracia estadounidense.
Fuentes cercanas al Partido Demócrata explicaron a EFE que, en privado, se está llevando a cabo una intensa labor de relaciones públicas con múltiples llamadas y reuniones para tranquilizar a grandes donantes, miembros del Congreso y otros funcionarios electos.
De hecho, durante el fin de semana, el Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), órgano del partido, mantuvo una llamada con decenas de sus miembros, incluidas algunas de las personalidades más importantes de esa fuerza política, y la campaña también ha estado en contacto con grandes donantes.
Mejorar la imagen pública de Biden
Aparte de esas conversaciones, se están barajando otras opciones para mejorar la imagen pública de Biden y mostrarle con energía y en control, en contraposición con la imagen que proyectó durante el debate del 27 de junio contra Trump, donde apareció envejecido, con voz ronca y con dificultades para concluir algunas de sus frases.
Para ello, una de las posibilidades sería hacer una entrevista de alto perfil con algún medio o celebrar una multitudinaria rueda de prensa, un tipo de apariciones públicas a las que ha recurrido con menor frecuencia que sus predecesores desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2021.
Este sábado, en un acto de recaudación de fondos en el estado de Nueva York, el propio Biden se mostró dispuesto a conceder una entrevista y dijo que había hablado con el popular locutor de radio Howard Stern para volver próximamente a su programa, donde ya participó en abril respondiendo a preguntas abiertas centradas principalmente en su biografía.
Imagen de normalidad
Mientras se decide qué tipo de aparición pública hará el mandatario, la estrategia ha sido aparentar normalidad.
Según la agenda pública de la Casa Blanca, Biden participará este martes en una reunión informativa sobre el clima extremo y en un acto de campaña en Virginia, mientras que el miércoles presidirá una ceremonia de entrega de las Medallas de Honor y el jueves 4 de julio, día de la Independencia de EE.UU., asistirá a la tradicional barbacoa en la Casa Blanca.
Después, pasará el fin de semana en su residencia de Wilmington, en el estado de Delaware, como si fuera una semana cualquiera sin nada fuera de lo común.
Además, según informaron este lunes miembros de su equipo electoral en una llamada con la prensa, el presidente seguirá haciendo campaña como hasta ahora en los estados clave para las elecciones de noviembre, de la misma manera que ha hecho en los últimos meses.
Poner el foco en Trump
Lo que sí quiere hacer la campaña es poner el foco en Trump, especialmente después de que el Tribunal Supremo de EE.UU. este lunes le concediera una inmunidad parcial por sus esfuerzos como presidente para revertir el resultado de las elecciones de 2020, que desembocaron en el asalto al Capitolio.
En la citada llamada con la prensa, Quentin Fulks, subdirector de campaña presidencial, adelantó que Biden hablará directamente en sus actos de campaña sobre «las razones por las que los estadounidenses deberían temer a Donald Trump», especialmente por la amenaza que supone para la democracia estadounidense.
Siguiendo esa estrategia, el mismo lunes por la noche, Biden compareció ante la prensa en la Casa Blanca para dejar claro que la decisión sienta un «peligroso precedente» y consideró que, ahora, recae en el pueblo estadounidense «emitir un juicio» sobre el comportamiento de Trump, en alusión a las elecciones de noviembre.
Al término de su comparecencia, que realizó leyendo de un teleprompter y duró unos cinco minutos, el presidente no respondió a las preguntas que los periodistas le hicieron a gritos sobre el debate y sobre las críticas que han surgido dentro de su propio partido.
Hasta ahora, Biden no ha dado ninguna señal de que quiera retirarse de la carrera por la Casa Blanca e influyentes figuras del Partido Demócrata, como el expresidente Barack Obama (2009-2017), han cerrado filas en torno a él.
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