Los habitantes de esta nación nos sentimos preocupados por las cosas que están ocurriendo en este país, como la inseguridad ciudadana, la delincuencia en todas sus vertientes, la epidemia del dengue, que ya ha matado a un sinnúmero de personas, la pobreza extrema, la carestía del costo de la vida, debido al aumento de la canasta familiar que se ha elevado a casi 25 mil pesos, los bajos sueldos en la administración pública y el sector privado.
Además, los apagones del servicio eléctrico, la falta de agua potable, en distintos sectores de la capital y del interior, la alegada corrupción administrativa, los puntos de expendio de drogas, alimentados por narcotraficantes, la prostitución, la contaminación del medio ambiente y otras lacras, que constituyen el pan de cada día.
No descartamos los esfuerzos que hace nuestro Gobierno para encontrarle una solución a esos problemas, pero no es suficiente, porque hay que ir a las raíces de esos males que es producto de la naturaleza pecaminosa del hombre, por lo que las iglesias cristianas tienen que realizar un gran trabajo para que se produzca un cambio radical en la conducta de los seres humanos, lo que se logra con la predicación de la Palabra de Dios y el poder de la oración.
El Poder de la Oración – ¿Cuán poderosa es? El poder de la oración no debe ser subestimado.
Santiago 5:16-18 declara, “…La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió en la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.” Dios definitivamente escucha las oraciones, responde a las oraciones y se mueve en respuesta a las oraciones.
Jesús enseñó, “…porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20). 2 Corintios 10:45 nos dice, “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” La Biblia nos urge “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Efesios 6:18).
El Poder de la Oración – ¿Cómo me aprovecho de él? El poder de la oración no es el resultado de la persona orando. Por el contrario, el poder reside en el Dios a quién oramos. Juan 5:14-15 dice, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” No importa quién esté orando, la pasión en la oración, o el propósito de la oración, Dios responde a las peticiones que están de acuerdo con su voluntad.
Su repuesta no siempre es sí, pero siempre es en nuestro mejor interés. Cuando nuestros deseos se alinean con Su voluntad, lo entenderemos en su momento. Cuando oramos apasionadamente y con propósito, de acuerdo con la voluntad de Dios, ¡Dios responde poderosamente!
No podemos llegar a la oración poderosa usando “fórmulas mágicas.” La respuesta a nuestras oraciones no depende de la elocuencia de nuestras oraciones. No tenemos que usar ciertas palabras o frases para lograr que Dios conteste nuestras oraciones. De hecho, Jesús rechaza a aquellos que oran usando repeticiones, “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; pues vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” (Mateo 6:7-8).
La oración es una comunicación con Dios. Todo lo que tienes que hacer es pedirle a Dios Su ayuda. El Salmo 107:28-30 nos recuerda, “Entonces claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Calma la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, porque se apaciguaron; y así los guía al puerto que deseaban.” ¡Hay poder en la oración!
El Poder de la Oración – ¿Por cuáles cosas debo orar? La ayuda de Dios a través del poder de la oración está disponible para toda clase de pedidos y asuntos. Filipenses 4:6-7 nos dice, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Si necesitas un ejemplo de cómo orar, lee Mateo 6:9-13. Estos versos se conocen como el Padre Nuestro. El Padre Nuestro no es una oración para memorizarla y simplemente recitársela a Dios. Es solamente un ejemplo de cómo orar y las cosas que deben decirse en una oración – adoración, confianza en Dios, peticiones, confesión, protección, etc. Ora por estas cosas, pero háblale a Dios usando tus propias palabras.
La Palabra de Dios está llena de relatos que describen el poder de la oración en varias situaciones. El poder de la oración ha vencido enemigos (Salmos 6:9-10), conquistado la muerte (2 Reyes 4:3-36), traído sanidad (Santiago 5:14-15), y derrotado demonios (Marcos 9:29). Dios, a través de la oración, abre ojos, cambia corazones, sana heridas, y concede sabiduría (Santiago 1:5).
¡El poder de la oración no debe ser subestimado ya que se sustenta de la gloria y fuerza del infinitamente poderoso Dios del universo! Daniel 4:35 proclama, “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¿Qué haces?”
Iglesia de Cristo, oremos por nuestro país, por nuestros gobernantes, presidente, vicepresidente, legisladores, gobernadores, alcaldes, regidores, Fuerzas Armadas y Policía Nacional; empresarios, médicos, abogados, maestros de escuelas y colegios, rectores universitarios, inmigrantes y religiosos, entre otros, para que podamos ver, un cambio significativo en esta nación que está sedienta y hambrienta de Dios, quien se manifestó a este mundo en la persona de su Hijo amado Jesucristo, quien vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Muchas bendiciones para nuestros amigos lectores.