CIUDAD DEL VATICANO.- El presidente dominicano, Danilo Medina, invitó hoy al papa Francisco a viajar a República Dominicana durante la entrevista privada que mantuvieron en el Vaticano, donde hablaron de regularización de inmigrantes, de desigualdad y de pobreza.
El pontífice manifestó a Medina su «deseo de visitar la República Dominicana» y el jefe del Estado afirmó que, «por supuesto», le formula la invitación para que viaje al país durante su mandato.
Lo hizo durante una reunión de 23 minutos de duración que se celebró con la habitual ceremonia vaticana y que mantuvieron a puerta cerrada en la biblioteca del Palacio Apostólico.
Medina explicó que el encuentro con el pontífice sirvió para destacar que ambos coinciden «mucho» en su pensamiento al comentar que los dos trataron de que «se debe atender a los más vulnerables».
El mandatario dominicano dijo que el papa Bergoglio quiso enviarle el mensaje de que «se debe reducir la desigualdad social y combatir la pobreza y darle la mano al débil».
«Esos temas a mí me enriquecen porque yo creo lo mismo y en esa dirección estamos trabajando», agregó a la prensa el jefe del Estado dominicano.
«Por supuesto yo le invité a visitar la República Dominicana, pero usted sabe que el papa tiene una agenda mundial», explicó sobre su propuesta al papa Bergoglio para que viaje a su país.
«Tiene el deseo de visitar República Dominicana pero tiene que hacer los ajustes en su agenda, pero sí que le pedí que esos ajustes los haga en el periodo que me queda a mí en la presidencia porque yo quiero recibirlo», agregó Medina.
El papa recibió al presidente dominicano pasadas las diez y media de la mañana y ambos mantuvieron una conversación en privado durante esos veinte minutos largos.
Según explicó en un comunicado la Santa Sede, Medina y el papa Francisco hablaron del proceso de naturalización de inmigrantes que comenzó a aplicarse recientemente en ese país.
El mandatario dominicano abordó con Bergoglio el asunto, el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros que comenzó a aplicarse el pasado 2 de junio, según informó en un comunicado la Santa Sede tras la reunión que mantuvo Medina con el papa y con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin.
El plan, que responde al polémico fallo dictado en septiembre por el Tribunal Constitucional (TC) dominicano que niega la nacionalidad a los hijos de extranjeros indocumentados, comenzó a aplicarse, como estaba previsto, seis meses después de que Medina firmara el decreto para su ejecución.
Ese plan se aplica a aquellos extranjeros que no nacieron en el país pero entraron de forma legal y más tarde se convirtieron en indocumentados -por ejemplo, porque se les pasó el tiempo de visado- así como a aquellas personas que llegaron de forma irregular pero tienen una permanencia en el país.
La iniciativa beneficia especialmente a personas procedentes de la vecina Haití y ha sido considerada como «ambiciosa» por el Gobierno dominicano y se aplicará durante doce meses.
El Vaticano dijo en su comunicado que las conversaciones mantenidas por Medina con el papa y Parolin se desarrollaron «en una atmósfera de cordialidad» y en ellas se constató «con agrado las buenas relaciones entre la República Dominicana y la Santa Sede».
En ellas se puso de relieve «la inapreciable contribución social que la Iglesia Católica ofrece al país, especialmente en los sectores de la educación, la sanidad y la caridad», según el comunicado.
En relación con el plan de naturalización, el Vaticano se refirió al asunto como uno de los temas analizados, entre las «cuestiones de interés nacional y regional», sin ofrecer más detalles.
La audiencia en sí se desarrolló según las normas del protocolo vaticano y comenzó cuando el papa saludó sonriente y con un apretón de manos a Medina, que llegó acompañado de una delegación de la que formaban parte entre otros los ministros de la Presidencia, Gustavo Montalvo, y el ministro Administrativo, José Ramón Peralta, y del embajador dominicano ante la Santa Sede, Víctor Grimaldi.
Los dos intercambiaron regalos y, en el caso del presidente Medina, le entregó a Bergoglio un collar hecho con cuentas de ámbar con un gran crucifijo.
Además, le entregó una caja hecha con madera de coco, de la que le comentó que había sido elaborada «por artesanos dominicanos» y el pontífice correspondió con un medallón en bronce que representaba uno de los proyectos de la basílica de San Pedro y su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (la alegría del evangelio).
Al entregarla esta última se pudo escuchar al papa que mencionaba al presidente Medina la referencia que en la exhortación se hace «al desarrollo de los pueblos».