El Partido Revolucionario Moderno, antes Partido Revolucionario Dominicano, tras 16 años en la oposición, por fin llega al poder. Pero lo hace en una situación nada favorable, con una crisis sanitaria, económica y moral de proporciones devastadora. Lo que ha encontrado al llegar es sencillamente monstruoso. La depredación de los bienes públicos ha resultado inverosímil. Nadie pensó que la corrupción pudo alcanzar niveles tan desproporcionados, que el gansterismo político pudiera romper todos los parámetros. Pero si lo hizo. El PLD no se robó la isla –lo he dicho otras veces- porque no era negocio cargar con los 27 mil y tantos kilómetros que les pertenecen a Haití.
El PRM ha llegado al poder sin una
estructura orgánica fuerte, con dirigentes debidamente preparados, formados políticamente
con una ideología que guie sus pasos hacia metas claramente definidas. Por lo
que veo el PRM no se preparó para llegar al poder. Una buena parte de os
nombramientos no se corresponden con un plan estratégico con miras al futuro.
Me pregunto, ¿cuántos años pretende estar en el poder el PRM? ¿Cuatro, ocho,
diez, veinte años? ¿Qué piensa hacer en ese tiempo? ¿Terminar con el
analfabetismo, la insalubridad, la falta de viviendas, de energía eléctrica, de
agua potable, de seguridad ciudadana, etc.? ¿De dónde pretende sacar los
recursos para esos fines?
Un partido débil, tiene un gobierno
débil. La base de sustentación de un gobierno
es el partido; fortalecerlo, es primordial. Pero, sin una ideología, sin
un plan de organización, sin disciplina, sin formación política, no es posible
su mantenimiento en el poder de manera democrática, es decir, con el voto
popular por muchos años.
Los dirigentes principales del PRM
están muy ocupados en labores ministeriales, congresuales y gubernamentales,
dejando al partido abandonado, con la
militancia reclamando su cuota de poder a través de empleos y posiciones que
consideran -con justa razón- que han ganado tras 16 años en la oposición.
El partido y el gobierno deben
caminar paralelamente, pero unidos, como hermanos gemelos en una causa común:
¡Echar el país hacia delante!
Este es un país atrasado, con escasas
fuentes de empleos. El gobierno, con una nómina hipertrofiada, es un empleador
enorme, con más de 800 mil puestos. Satisfacer las demandas de los perremeístas
parece imposible, porque al fin y al cabo, el país no es de los militantes y
simpatizantes de un partido, aunque los peledeístas creyeron que sí.
El presidente Luís Abinader, a pesar
de las buenas intenciones, de su enorme preocupación y los deseos de hacer
un gobierno decente, trabajador y
honesto, se ha encontrado, no con un maletín lleno de cuentas por pagar, ha
encontrado varias patanas repletas de facturas por pagar y ninguna por cobrar.
A las bases del PRM no les importa, solo quieren trabajo. Y no hay trabajo. Por lo menos para
todos. Es por eso que el mandatario tiene que tener mucho cuidado con el manejo
de la nómina y el gasto público. A veces digo que no quiero verme en los zapatos
del presidente Abinader. La situación es muy difícil. Y la gente –su gente-
comienza a desesperarse de mala manera.
Hay que prestarle atención al PRM.
Aprovechar la llegada al poder para organizarlo, disciplinarlo y prepararlo
para el poder duradero con un proyecto de nación, que, por lo que visto, sus
dirigentes no tienen.
Sin el Partido Comunista Cubano
disciplinado, organizado y fuerte, hace tiempo que la revolución hubiera
fracasado; sin el Partido Comunista Chino, China habría sucumbido ante la embestida
de las potencias europeas y estadounidense. Puedo citar muchos otros ejemplos.
Por ejemplo, si la Unidad Popular en Chile hubiera estado preparada el golpe de
Estado de Pinochet posiblemente no se
produce. Si el PRD del 63 hubiera estado bien organizado, consolidado,
el golpe de Estado contra Bosch habría fracasado. El fracaso de la revuelta de
abril del 65 se debió en parte, a la dispersión, a la falta de una unidad
monolítica a través de un solo partido. Balaguer se mantuvo en el gobierno
muchos años porque pudo organizar al Partido Reformista. El PLD logró 20 años,
16 consecutivo gracias a un plan macabro de corrupción y saqueo que funcionó.
El PRM no parece tener un plan. Llegó al gobierno desarticulado, sin
disciplina, sin educación ni propósitos claros. Por eso la dispersión, por eso
el caos. Un gobierno nuevo parece viejo.
Una cosa que debe evitar el
presidente Abinader son los proyectos presidenciales que estoy viendo de
dirigentes y funcionarios. Es muy temprano. El gobierno no tiene un mes y ya
identifico por lo menos cinco dirigentes que desde el gobierno aspiran a
sustituir a Luís Abinader. ¡No!
Hay que hacer del PRM un partido de
verdad, moderno y revolucionario, con
dirigentes nacionales y provinciales disciplinados, bien formados, que
prioricen las tareas partidarias, que actúen en función de los intereses
nacionales, no personales ni grupales. Ahí está la clave del éxito y por lo
tanto, de la permanencia en el poder. De lo contrario solo durará cuatro años.
Si acaso…