Cuantas veces, lo que tuvimos hermanos pequeños y ya de jóvenes, teníamos la mala costumbres algunos, de tomar prestado una camisa, pantalón o par de zapatos. No una sino muchas veces, y cuantas veces no provocamos pleitos por esta anciana costumbre.
Íbamos a un cumpleaños de una amiga o amigo al entrar a la fiesta el hermano nos decía: que hacíamos nosotros con su ropa esto era y es muy común todavía. Algunos se ponen lo ajeno con permiso y otros lo cogen sin permiso.
Ocurre a niveles de escándalo cuando ocupan tierras, playas y otras propiedades.
Bahía de las Águilas es un ejemplo y fíjense bien que Bahía de las Águilas no aparecen solo infelices sino también gente con dinero. Yo le oí decir a un político que el 85% del dominicano le gusta coger lo ajeno, lo que es de nuestra vida política reciente tiene cientos de casos que se practica en quitar, coger, el robar lo que no es tuyo. Cuanta razón tenía y tiene ese político al decir cosas fuertes como las que hemos dicho en familia.
En familia, adinerada o no esta práctica es común a veces llega al crimen. Por eso desde pequeño se nos enseñó a no coger lo ajeno si uno llegaba con un carrito o un juguetito del que no era dueño se le regañaba y le hacia devolver lo apropiado.
En estos días estamos asistiendo algo que debería darnos vergüenza: primero Casandra, luego la Soberana y más tarde el Soberano. Como si el castellano no fuera tan rico y variado en nombres.
La institución que pretende dar la premiación no se ha dado cuenta que mediante esa práctica le puede pasar como dice el refrán “que él se pone lo ajeno en la calle se lo quitan”.
Recordemos que Casandra, La Soberana, era clara, sincera y tenía una lenguita fuerte, y era capaz de desnudar con verdades a cualquiera cuando luchaba con sus derechos……imagínese la directiva de estos sin ropa alguna.