El reacondicionamiento que se realiza de forma sorpresiva y a toda prisa en la cárcel del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva ha sido el revuelo y la comidilla de hoy, desatando toda suerte de conjeturas.
Aunque la Procuraduría General de la República se ha apresurado a decir que no es un trabajo aislado, sino parte de un conjunto de remodelaciones en otros presidios, la gente en las redes ha comenzado a vincularlo a los preparativos para encarcelar a los imputados por los sobornos de Odebrecht.
De ser así estaríamos frente a hecho irritante y doblemente censurable, ya que después de haber incurrido en graves y cuantiosos hechos ilícitos, los corruptos de cuello blanco tienen derecho a un tratamiento carcelario especial.
¿Dónde quedaría entonces el principio básico de la igualdad ante la ley? ¿Por qué tenemos que acomodar tanto a quienes se han burlado del Estado, del erario y del debido respeto del patrimonio público?
Si como dice la Procuraduría estamos ante un reacondicionamiento general de presidios, bienvenido sea, pero que los beneficiarios no sean nuevos y privilegiados inquilinos, porque la justicia, aunque ciega no puede ser aplicada de forma selectiva.