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Batalla Electoral 2024

El reciclaje de la lambisconería

Una mutación del  monarquismo y del caudillismo primitivo, mezclado con las sub-culturas de la sumisión a las altas jerarquías militares y patronales,  ha transitado por caldos de cultivos y modernas y post-modernas campañas de abonos y fertilización a la sombra del trujillismo, del neo-trujillismo balaguerista y del neo-balaguerismo leonelista, hipolitista y danilista… para reproducir, readecuar y vulgarizar las expresiones de limpia-saquismo, coberismo, lambiconeríay/o lambonismo, que emanan de ellas con gran fluidez.

Tales actitudes degradantes no dejan de contaminar las formaciones políticas que se dicen de oposición, modernas y/o alternativas, y a casi todas las instituciones del Estado, eclesiales,  empresariales y de la sociedad civil encopetada; presentes por demás en los criollos y criollas de a pie sometidos/as a mezquinas formas de subordinación social impuesta desde profundas desigualdades en el ejercicio de poderes, conocimientos, propiedades y medios de vida.

Don, Doña, Patrón, Jefe, Superior, Príncipe, Reyna…se escucha abundantemente de abajo hacia arriba, en niveles variados de diferenciaciones en el seno de esta sociedad de clases,  plagada de explotaciones económicas, opresiones políticas, exclusiones y discriminaciones sociales, culturales, raciales, de género y generaciones. Con ello se fomenta el paternalismo, el asistencialismo, la dependencia, la sumisión y la abyección.

Si mi general, si Señor…a sus órdenes Señor…

Su excelencia, el honorable, el excelentísimo, su excelencia reverendísima, los honorables,  el honorabilísimo, el pundonoroso, el súper ministro (aunque sea un ladrón), el súper-alcalde (aunque sea un “lavador”), el rector magnífico (por cierto hay que felicitar al actual de la UASD que se ha resistido a ese título), la Primera Dama,  el padre de la patria, el benefactor, el líder insigne…

Diplomas, medallas, títulos, premios y condecoraciones cualquierizadas y hasta pervertidas

La foto del presidente de la república en todas las oficinas públicas…

Las fotos de los pasados presidentes de cualquier entidad en galerías en las que se entremezclan hombres pulcros y mujeres dignas con malandrines y asesinos condecorados.

Y todo esto se potencia en los casos de los presidentes en reelección o reelegidos.

Recordemos las viejas señales y observemos las nuevas: “La señal del Líder”, “El Destino”, “Lo que diga…Balaguer, Leonel…” Llegó Papá” ( lo que diga el neo-caudillo al que todo lo realizado se le atribuye y de todas las maldades y errores se le exculpa”), el  “único que conceptualiza”…

Y el Estado y sus conexiones rentables le pertenece y lo usa a sus antojos, incluido su JCE y sus tribunales si los controlan.

En la actualidad, en el caso de Danilo Medina, se repite el modelo “histórico”, en el que aun destartalado y agrietado, las loas a su cabecilla se readecuan y multiplican.

“El mejor estratega” (de esta porquería), el “gran estadista”, el “gran visionario”, el  que “siempre que está con la gente”, “redentor de los pobres”, “defensor de la patria amenazada”, el que “no tiene rival para debatir ideas” y “tiene la magia de ser bien aceptado por un pueblo inconforme”, “merecedor de seguir gobernando para conquistar la gloria”,  lo “máximo” en la política como “ arte y ciencia”, el mejor de la bolita del mundo.

Un nuevo monarca, con nuevos y viejos cortesanos, sin súbditos plebeyos,  pero con un  tesoro avasallante de procedencia ajena y una enorme y alienada clientela.

Lambonismo al cubo, incluso en boca de portavoces ilustrados, algunos con más verbo y conocimientos que él, conversos a la “intelectualidad carapintada” o a la política de los “chupa medias”.

El fantasma del jefe. Diez y seis años después de iniciado el siglo XXI: ¡Esto debería estallar o hay que hacerlo estallar!

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