REDACCIÓN. – El antropomorfismo es la tendencia a atribuir emociones y comportamientos humanos a los animales. Esta práctica ha ido en aumento en las últimas décadas en todo el mundo.
Para muchos, esta práctica fortalece la conexión con sus mascotas y refuerza su bienestar. Sin embargo, algunos expertos advierten que ciertas conductas derivadas de esta visión pueden afectar negativamente la salud física y emocional de los animales.
Un estudio publicado por el National Center for Biotechnology Information de Estados Unidos, en el que participaron 11 especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como de la Universidad de Pisa en Italia, concluyó que algunas prácticas antropomórficas pueden comprometer la fisiología y el bienestar de los animales de compañía.
La médica veterinaria Karina Lezama, una de las autoras del estudio, explicó que ciertas prácticas pueden derivar en problemas graves para las mascotas. Estos incluyen deshidratación, aumento de la presión arterial, choque térmico e incluso la muerte.
«La conducta antropomórfica a menudo responde a la necesidad humana de relacionarse con alguien que nos comprenda. Sin embargo, esto puede llevar a malinterpretar el estado real del animal», señaló Lezama.
El estudio destaca que la tendencia a humanizar a los animales se intensificó en el siglo XX. Esto es especialmente cierto con aquellas especies que presentan similitudes morfológicas con los humanos.
Además, factores como la necesidad de control, la soledad y la búsqueda de compañía pueden incentivar esta práctica.
Aunque el vínculo humano-animal es cada vez más fuerte, los especialistas advierten que la humanización de las mascotas ha dado pie a la proliferación de productos y servicios. Estos no siempre responden a sus necesidades biológicas.
«Si el comportamiento humano no es compatible con los requerimientos del animal, su bienestar puede verse comprometido», concluyó Lezama.
El debate sobre el impacto del antropomorfismo en las mascotas continúa. No obstante, los expertos coinciden en que es fundamental comprender las verdaderas necesidades de los animales para garantizar su salud y calidad de vida.