Miles de jóvenes que este año tienen al derecho al voto y que incidirán abrumadoramente en los resultados de los comicios del 20 de mayo de este año, actualmente observan si existen, dentro de los programas de gobierno de los candidatos presidenciales, acciones que beneficien a ese segmento de la población.
Una prueba fehaciente es que actualmente jóvenes, con cierta preparación académica y técnica, no encuentran cabida en el mercado laboral, y fue penosa la abrumadora cantidad de hombres y mujeres jóvenes que acudieron a un llamado, de un importante establecimiento comercial de esta capital, para aplicar a 300 cargos. Todavía el establecimiento no ha iniciado sus operaciones.
Nuestros jóvenes, especialmente los de escasos recursos económicos, necesitan, al mismo tiempo, trabajar y estudiar, por lo que se requiere la creación urgente de fuentes de trabajo. Eso lo deben contemplar los actuales candidatos en campaña.
El país cuenta ahora con una población de alrededor de 10 millones de habitantes, y se estima que más del 50 por ciento está integrada por personas jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 18 y 35 años.
De acuerdo a datos suministrados por la Junta Central Electoral (JCE), se estima que más de seis millones de ciudadanos, registrados en los padrones, incluye un número importante de votantes jóvenes, los cuales tienen que tomar muy en cuenta los partidos políticos.
Muchos jóvenes de hoy, conscientes del espacio en que viven, dentro de un mundo globalizado y con las facilidades de comunicarse con otras culturas a través del Internet y otros medios de comunicación de masas, se mantienen alertas, esperando apoyar al candidato dispuesto a favorecerlos con programas que incidan en su formación integral para insertarse en los mercados de trabajo nacionales y foráneos.
Pero hasta ahora, en que los partidos políticos están inmersos en una campaña electoral, sacándose los trapos al sol, escasean en los programas de los candidatos, acciones factibles que beneficien a los jóvenes. Una educación de calidad y una buena preparación intelectual será lo que detendrá a muchos jóvenes a delinquir y convertirse en lacras sociales.
Los comicios están al doblar de la esquina, y los votantes jóvenes, que todavía no se hayan decidido por candidato alguno, no hay dudas de que solo favorecerían al que tenga el mejor programa que los beneficie.
En los gobiernos del PLD, se ha estado implementando un programa de políticas públicas dirigido a beneficiar a los jóvenes, con acciones a través de varios ministerios, incluyendo el de la Juventud, pero esa institución, así como otras que tienen que ver con el desarrollo de los jóvenes, requieren de fortalecimientos estratégico y económico. La juventud ya no es el futuro, sino el presente del país.
La demanda de becas, para realizar estudios universitarios a niveles de grado, post grado, maestría, técnicos, y de informática, rebasa y desborda la capacidad presupuestaria de muchos organismos oficiales, que se ven impedidos a satisfacerla.
Para atraer a los jóvenes, los candidatos tienen ante sí un reto y es el de presentar programas efectivos, que implicarían una gran voluntad política y cuantiosos recursos, que sería más de un cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), para el desarrollo educativo, si quieren contar con el apoyo de ese importante segmento poblacional.
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